Opinión

Melilla, las vacunas y el pulso de Marruecos

Los socialistas de Melilla, por orden de Gloria Rojas, se saltaron el pasado Miércoles Santo un Consejo de Gobierno deliberativo, celebrado a petición de CpM, en el que los cepemistas propusieron pedir al Gobierno central la inmunización de rebaño para nuestra ciudad. La aspiración de los de Aberchán es conseguir aquí algo similar a lo que se ha logrado en Gibraltar con una vacunación masiva.

La excusa que en ese momento dio el PSOE de la Asamblea es que tenían el compromiso de que llegaran a Melilla 10.000 dosis en abril. O sea, la misma cantidad de vacunas que había sido enviada a la ciudad desde que empezó la vacunación.

No sabemos si esa cantidad de vacunas ha hecho su entrada triunfal por estos lares. De momento sólo nos han informado de la previsión de arribo de 1.170 dosis de Pfizer y 700 de AstraZeneca. Dudo que si hubiera llegado lo prometido no hubiéramos tenido rueda de prensa inmediata con cara de satisfacción incluida.

De no haber llegado, el Gobierno central habría incumplido su compromiso de enviar 1.700 dosis semanales, como anunció Gloria Rojas a finales de marzo.

Según los datos que recoge el Ministerio de Sanidad, hasta el 15 de abril han llegado a Melilla 17.770 dosis y se han aplicado 15.521. O sea, sólo tenemos inmunizado un 18,26% de la población y los efectos positivos no se empiezan a notar, como se ha demostrado en Israel, donde ya se han quitado la mascarilla, hasta alcanzar más o menos el 25 %. Nos queda trabajo por delante.

En una reunión reciente que han mantenido Gloria Rojas y Sabrina Moh con el presidente del Gobierno y con el ministro Ábalos ambas han pedido más vacunas para Melilla. Entiendo, por tanto, que están llamando a capítulo a sus jefes porque la cara la ponen ellas en esta ciudad y ya se sabe que aquí les llueven chuzos de punta cada vez que desde Moncloa dejan al PSOE local con las vergüenzas al aire.

Es verdad que el jaleo que hay con AstraZeneca y Janssen no ayuda a estabilizar los envíos, pero también es verdad que a día de hoy, las autoridades sanitarias de Melilla no han informado a los ciudadanos que ya tienen una primera dosis de AstraZeneca, qué va a pasar con ellos.

No estamos hablando de que se tomen decisiones deprisa y corriendo sino de que se informe sobre qué soluciones, a estas alturas, se han puesto sobre la mesa. Porque una cosa es innegable: la gente está preocupada y el silencio institucional no ayuda a templar los ánimos, ya de por sí caldeados.

También podrían explicarnos por qué en la tabla de vacunas enviadas, nosotros tenemos 100 dosis menos de Moderna que Ceuta. Debe tener una explicación, no me caben dudas. Podría estar, por ejemplo, en el perfil de vacunados, pero nadie se ha dignado a preguntar y mucho menos a explicar el porqué.

Y usted puede decir: son sólo 100. Mire usted, como si es una. La vacuna de Moderna cuesta 31 euros la dosis, frente a los 3 euros que se paga por la de AstraZeneca. ¿Por qué nos mandan menos dosis de la inyección más cara? ¿Es que nuestros impuestos no valen lo mismo que en Ceuta?

Me temo que el tiempo le ha dado la razón a CpM cuando pedía que se solicitara formalmente a Madrid la inmunización de rebaño. No hay peor gestión que la que no se hace. El ‘no’ lo tenemos seguro. Pero hay que intentarlo.

El PSOE no quiso hacerlo y ahora se ve en la penosa necesidad de hacer pública su solicitud de más vacunas para uno de los territorios que peor llevan la cuarta ola de la pandemia.

Yo me pregunto por qué no podemos hacer en Melilla lo que está haciendo Serbia, que está ofreciendo paquetes turísticos por 500 euros para vacunarse con la marca que elijas. Lo mismo te puedes poner la Sputnik rusa, que la china, que la americana Pzifer.

¿Cómo es posible que un país europeo disponga de vacunas para dar y vender y nosotros en España estemos con remilgos de coge este poquito hoy y otro poquito mañana?

El presidente Pedro Sánchez ha dicho que se mantiene en pie su objetivo de vacunar al 70% de la población antes de que acabe este verano, alcanzando así la inmunidad de rebaño a finales de julio. A este ritmo, será difícil conseguirlo.

Y Sánchez no se dará prisa si los presidentes de las autonomías no le reclaman a diario más vacunas. Cuando él o sus ministros se vean presionados desde las comunidades autónomas, apretarán a una Europa lenta, con una maquinaria burocrática que se viene denunciando desde hace años que está sobredimensionada y no funciona. Es un elefante enfermo al que le cuesta dar el más mínimo paso.

Respecto a la marcha atrás del consejero Mohand con el cierre de los interiores de los locales, tengo que reconocer que no me disgusta, aunque entiendo que si en el Consejo Territorial de Sanidad se habló de cerrarlos en los territorios con una incidencia acumulada por encima de 150 casos, hay que respetar lo que allí se acuerda. El momento de protestar era allí.

Aquí tenemos que hacer un balance difícil entre prevenir los contagios y evitar el colapso económico, sobre todo, ahora que hay rumores de que Marruecos querría mantener cerrada la frontera de Melilla y Ceuta como mantiene la de Argelia desde 1994.

No hay nada que podamos hacer desde Melilla para evitarlo. Sólo podemos reclamar al Gobierno central que haga su trabajo. Necesitamos saber que tenemos el apoyo de Madrid porque esta ciudad no puede hacer frente al pulso del país vecino. Pedro Sánchez tiene que decidir y decidir ya. Estamos mareando la perdiz y esto es una guerra económica. Ya es hora de decir basta.

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