Éxito de participación. Cerca de 80 personas abarrotaron ayer la Sala de Grados del Campus de Melilla de la Universidad de Granada (UGR) con motivo de las Jornadas de Prevención frente a la Radicalización de nuestros Menores, que organizó la Comunidad de Inteligencia y Seguridad Global (CISEG) junto a Unesco Melilla. Este evento centró sus ponencias en la captación yihadista de menores y resaltó la educación como herramienta para luchar contra la radicalización. En declaraciones a los medios, el presidente de CISEG, David Garriga, reconoció que “Melilla es una zona de paso”, en referencia a las personas radicalizadas, y apuntó que “no se sabe si la gente se quedará o pasará hacia la península o Europa”. Sin embargo, sí que reconoció que “mientras estén aquí es un problema que hay que solucionar”.
La demografía y la situación geográfica de las dos ciudades españolas africanas tampoco pasaron desapercibidas para este experto en seguridad. “Ceuta y Melilla son localidades un poco diferentes a la península; aquí hay muchas más generaciones de ascendencia musulmana”, señaló e incidió en la necesidad de diferenciar una religión como el Islam de los individuos redicalizados. “No tiene nada que ver”, indicó a El Faro en una entrevista publicada hace dos semanas.
Las ponencias
El psicólogo de la Universidad de Granada Juan Manuel Fernández centró su intervención en el mecanismo de captación y radicalización de menores por las redes terroristas desde la psicología social. Este experto remarcó la importancia que tiene para los menores el sentimiento de pertenencia a un grupo, sobre todo si proceden de un entorno en riesgo de exclusión. De ahí que muchos adolescentes se sientan atraídos por el apoyo que organizaciones terroristas de corte yihadista puedan ofrecerles, anulando la singularidad del propio individuo en beneficio de la causa grupal.
Por su parte, el sociólogo y teólogo Abdel Aziz Hammaoui hizo especial hincapié en los fundamentos y valores del Islam para prevenir a los jóvenes de la radicalización y atacar las teorías del discurso radical. Hammaoui indicó que algunas causas de la radicalización religiosa yihadista son una respuesta al fracaso, consecuencia de la manipulación, falta de madurez y problemas personales del sujeto en cuestión.
Por otro lado, este profesional recalcó la importancia de la educación en valores éticos y cívicos para prevenir cualquier clase de radicalización. Hammaoui lamentó que la educación en interculturalidad no fuera fomentada por el mismo Gobierno y que dependiera de iniciativas más locales como ONG, asociaciones o incluso mezquitas. Este sociólogo también reconoció que “el tejido asociativo musulmán en España es muy débil, muy pobre, no está bien organizado” para desarrollar a veces esta labor. Al mismo tiempo, indicó que “los jóvenes terroristas que mueren en un ataque son también víctimas que la sociedad no ha sabido defender de la radicalización”.
La presidenta de la asociación Intercultura, Yonaida Selam, y la psicopedagoga y doctora en Educación Ligia Estrada se centraron en la desigualdad social como causa de la radicalización y en la concienciación de los profesionales en la educación de menores para evitar y detectar estos casos.
“Cuando el radicalismo empieza, es cuando hay que actuar”, comentó el presidente de CISEG, David Garriga, en el descanso entre ponencias. Este especialista afirmó que el esfuerzo no sólo consiste en formar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, sino que se trata de localizar cuanto antes posibles casos de radicalización. “Si desde la sociedad no se detecta y no tienes recursos para reducir este proceso, acabará radicalizándose violentamente y atentando”, relató. Para evitar esta secuencia, desde CISEG plantean la creación de espacios intermedios con trabajadores sociales a los que acudir ante la sospecha que algún conocido podría estar iniciando un proceso de radicalización. “
Los familiares cercanos del joven que puede estar en riesgo de radicalización no saben a dónde ir. Si tú eres padre de un niño que ves que se está radicalizando, no lo llevas a la policía porque es tu hijo”, puso como ejemplo y añadió: “Entonces, falta un espacio no vinculado con la policía en la que los padres se sientan seguros y puedan explicar lo que sucede”. Garriga citó al Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) de Málaga como pionero e impulsor en España de este tipo de espacios intermedios. La propuesta de CISEG es tratar de impulsar estos lugares para acercarse más a los posibles afectados y acabar con el problema de raíz.
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