El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha estado este miércoles en Melilla para recordarnos que somos una cuestión de Estado y que a partir de ahora empieza una nueva era en las relaciones con Marruecos.
En una visita breve, pero histórica, Sánchez recibió el cariño de muchos melillenses, entre ellos militantes o simpatizantes del PSOE, que se congregaron frente a la Asamblea para agradecer al presidente que haya tomado la decisión de dejar negro sobre banco su apoyo al plan marroquí de autonomía para el Sáhara con el ánimo de garantizar la estabilidad y la integridad territorial en Melilla y Ceuta.
Pero, sobre todo, con los ojos puestos en la reapertura de la frontera, imprescindible para darle un respiro a las economías exhaustas de ambas ciudades autónomas y en especial a la nuestra, que está teniendo un muerte lenta.
Aunque Pedro Sánchez no dio la fecha exacta de la reapertura de los pasos fronterizos, sí adelantó que será muy pronto. Para saber día y hora, habrá que esperar a que el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, visite Rabat este 1 de abril, en vísperas del inicio del mes sagrado del Ramadán.
La de Pedro Sánchez ha sido una visita breve, pero intensa, en la que el presidente ha recalcado el discurso que había dado ya en Ceuta por la mañana: la decisión de enviar una carta al rey de Marruecos, Mohamed VI, en la que España apoya explícitamente el plan de autonomía para el Sáhara viene a consolidar tres pilares en ambas ciudades autónomas: el de la seguridad, la estabilidad y el desarrollo.
De éste último, fue del que más detalles dio el presidente, al explicar que las obras del hospital universitario de Melilla, que parece que no van a terminar nunca, estarán acabadas a finales de año, con una inversión total de 80 millones de euros, aparte de otros 16 millones que llegarán de los fondos europeos para dotar de equipamiento sus instalaciones.
También recordó el presidente Sánchez que en 2020 llegaron a Melilla 25 millones de euros de los Fondos covid; que en 2021, la aportación del Estado ascendió a 22 millones de varias partidas y que este año 2022 está previsto que lleguen a la ciudad 60 millones, más otros 43 millones para transporte con la península.
Aunque esta última cifra no la desglosó, sabemos que el actual contrato marítimo de dos años, ronda los 22,3 millones por lo que estarían pendientes otros 21 millones para completar la aportación anual de la que habla Pedro Sánchez.
El presidente se va de Melilla sin aclarar la gran incógnita: si la seguridad e integridad territorial de las plazas españolas en el Norte de África han estado en entredicho. Él ha evitado pronunciarse sobre un tema que con total seguridad no sentará bien en Marruecos. De este lado de la frontera sabemos que la instalación de piscifactorías en Chafarinas y en las inmediaciones de Melilla responden a ese interrogante espinoso.
Aunque el presidente tampoco pudo aclarar si volveremos a ver abierta la aduana comercial de Beni Enzar, señaló que la intención del Gobierno es, en primer lugar, cerrar una crisis que llevaba mucho tiempo abierta. El suficiente, añadió, como para que nos demos cuenta de lo importante que es mantener una buena relación con Marruecos.
Pero, sobre todo, sentar las bases para que en el futuro, esa relación con el país vecino se base en la transparencia, la comunicación continua, la abstención a la hora de adoptar decisiones unilaterales y el respeto de los acuerdos adoptados; de la palabra empeñada; porque la prosperidad de Marruecos depende, y mucho, de España... y viceversa.
Sánchez ha tenido la deferencia de venir a las ciudades autónomas en busca del respaldo que necesita tras la adopción de una decisión histórica que no ha sido aplaudida ni por sus socios de Gobierno ni por la oposición.
Quedan flecos en el aire como la respuesta que el presidente no dio a la pregunta de si con este gesto suyo Marruecos renuncia a reclamar Melilla y Ceuta. El socialista se limitó a recordar que estamos hablando del tercer socio comercial de España fuera de la Unión Europea con el que nuestro país se plantea un nuevo horizonte de cooperación y confianza reforzada.
El tiempo dirá la última palabra, pero Melilla este miércoles arropó al presidente. Aquí se le agradece lo que ha hecho por una ciudad que prácticamente agoniza.
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