La continua secuencia de sucesos que tiene con escenario la campaña electoral está proyectando una imagen vergonzosa de nuestra ciudad y de nosotros mismos.
Hasta ahora los melillenses nos quejábamos con razón de que las periódicas noticias sobre la inmigración ilegal y yihadismo, dos problemas ajenos a nuestra sociedad, estaban haciendo que nuestros compatriotas nos vieran como lo que no somos. Sin embargo, ya no podemos utilizar el mismo argumento para justificar nuestras últimas apariciones en los medios de comunicación nacionales. No podemos negar que la campaña electoral nos está retratando o que, al menos, lo está haciendo con una parte muy importante de nuestra sociedad, como la que está formada por los miembros de nuestra clase política.
¿Qué explicación podemos dar al resto del país, sin sonrojarnos, sobre lo que ayer ocurrió en el interior de la sede de Correos y en sus proximidades? ¿A quién podemos dar lecciones de democracia y civismo después de este último suceso? Mentiríamos y demostraríamos tener muy poca memoria si dijéramos que se trata de un hecho aislado. Desde que el pasado 8 de mayo dio comienzo la campaña electoral, no han dejado de sucederse hechos vergonzosos. Cuando no habían trascurrido ni 48 horas desde la pegada del primer cartel, ya habían robado a un cartero 13 sobres para ejercer el derecho al voto por correo. Y no sólo eso. Más tarde los ladrones intentaron utilizar esa documentación para depositar las papeletas en la oficina postal e intentar votar de manera fraudulenta. A continuación, tres jóvenes del PP fueron supuestamente agredidos por simpatizantes de CpM o éstos fueron provocados por los primeros. Aún no se ha aclarado ese hecho ni el ocurrido poco después cuando una afiliada al PP ‘de toda la vida’ fue rodeada en Correos al ir a pagar una factura. Un suceso similar tuvo lugar ayer, con un altercado en el interior de la sede de Correos y con un detenido en el exterior de esas dependencias. Y a todo ello hay que sumar los disparos contra el zepelín utilizado por PPL en su campaña.
¿Es posible que en estas condiciones se desarrolle con normalidad una campaña electoral? Es muy difícil, pero si a todo eso le sumamos las justificadas suspicacias y sospechas que levanta el voto por correo en nuestra ciudad, el ejercicio de la política en Melilla se hace imposible si entendemos como tal una actividad regida por el debate respetuoso, la exposición de ideas en libertad y el ejercicio del derecho al voto sin ningún tipo de cortapisas.
Afortunadamente cada vez queda menos para el 24 de mayo. Sin embargo, no debemos olvidar que los próximos cuatro años tendremos que convivir con el resultado que arrojen las urnas este domingo y que desde que comenzó la campaña electoral se ha sucedido un sobresalto tras otro. Si éste es el ambiente antes de que comiencen a caer los votos en las urnas, tenemos que estar preparados para lo peor cuando empiece el recuento, sobre todo si el resultado es muy ajustado y la mayoría absoluta sólo depende del contenido de un puñado de sobres.
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