Hace apenas cinco años se decidió cambiar la tradicional fisonomía de La Plaza de Las Victorias para instalar allí una fuente y un nuevo concepto de la plaza. Ahora se somete la zona al derribo de la fuente y a sabe qué tipo de exorno. Con esta ya es la tercera plaza que cambia de fisonomía en menos de diez años, junto a las de Daoíz y Velarde y Comandante Benitez. La sensación es que no hay una política de adorno público adecuada, que se funciona por la ocurrencia del consejero de turno. También se dice que ‘una ciudad en obras permanentes es una ciudad en permanente negocio’. Además está el derroche de fondos públicos en tiempos de crisis, en obras que luego se certifican carísimas.