Los melillenses nos hemos enterado este viernes de que la desaladora de Melilla sufrió el pasado miércoles una avería grave. Para ser exactos, la avería de mayor envergadura que se ha registrado desde el inicio de los trabajos de ampliación del cuarto módulo.
Como consecuencia de ello, han tenido que cortar el agua 12 horas seguidas durante dos días consecutivos y lo peor es que aún no está solucionado el problema. Y eso significa que los cortes se prolongarán durante varios días.
Aunque la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir asegura que está trabajando 24 horas a destajo para solucionar el problema, desde la Ciudad Autónoma han instado al organismo de cuenca a "trabajar sin descanso para solucionar la avería de la planta".
En principio, la Administración local avisa de que los cortes continuarán en los próximos días entre las 14:00 y 16:00 horas y hasta las seis de la mañana, "dependiendo del nivel de almacenamiento" de agua que se tenga en la ciudad para hacer frente al consumo diario de la población melillense.
Es incomprensible que ante una rotura de tal magnitud no se haya alertado inmediatamente a la población para que haga el acopio imprescindible de agua, sobre todo, en aquellos hogares donde hay niños pequeños o grandes dependientes, que necesitan hacer usos extraordinarios de agua debido a necesidades ineludibles.
También habría sido una buena oportunidad para pedir a los melillenses que bajen el consumo. Si todos hacemos un uso racional de un recurso imprescindible, tendremos menos cortes de agua.
Nos hemos enterado un viernes, puede que hasta de forma casual, porque de haber sido porque el consejero de Medio Ambiente explicó en la mañana de este viernes a la prensa que los cortes de agua continuarán indefinidamente hasta que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir solucione la rotura, nos habríamos enfrentado a un puente largo con cortes de 12 horas sin previo aviso del organismo de cuenca.
Cabe entonces preguntarse por qué no se alertó a la población desde un primer momento. Ser transparentes implica, en ocasiones como esta, someterse al enfado de los melillenses que llevamos ya muchos años con cortes continuos de agua, que en esta ocasión están siendo demasiados seguidos y hasta constante.
Pero ser transparente también implica ganar en credibilidad. Si hay una rotura, se explica, se asume y se soluciona. Y además, se aprovecha para concienciar a la población de que un uso mesurado especialmente en estos días, nos viene bien a todos, también al planeta.
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