Categorías: Editorial

Melilla se despierta en el Medievo

La inauguración y el desfile previo al Mercado Medieval hacen prever que un año más esta cita, ya tradicional en el calendario de fiestas de Melilla, volverá a ser un éxito.

Una multitud de personas siguió ayer el paso de los figurantes por la Avenida y luego les acompañó hasta Melilla La Vieja. Las habitualmente silenciosas y tranquilas calles de El Pueblo recuperaron el bullicio que debió ser común en otras épocas. Sus calles volvieron a ser punto de encuentro de los melillenses.
Viendo estas escenas, parecía como si nuestra ciudad se hubiera despertado del estado de somnolencia en el que parecía estar sumida en los últimos días coincidiendo con el comienzo de las vacaciones de muchos trabajadores y con el inicio del Ramadán para una parte importante de la población.
El Mercado Medieval volvió a demostrar que los melillenses están dispuestos a echarse a la calle siempre que se les ofrezca algo que merezca la pena. Este evento es la mejor réplica que se puede ofrecer a quienes se lamentan en nuestra ciudad de la supuesta pasividad de la población o se quejan del bajo estado de ánimo de los consumidores. Ayer quedó patente de nuevo que en estas dos lamentaciones la culpabilidad de la ciudadanía es mínima.
Si nuestros comerciantes, hosteleros o los miembros de cualquier otra actividad económica de Melilla quiere revitalizar su sector, debe empezar por plantearse qué demandan los ciudadanos y no se les está dando. Será importante tener una respuesta si finalmente deciden ir adelante con la iniciativa del centro comercial abierto.
Ahora, con el inicio de las vacaciones de verano, se pondrán en funcionamiento multitud de eventos e iniciativas a lo largo del país para favorecer la actividad económica. En muchos casos son propuestas donde tiene más peso la creatividad que los grandes presupuestos. A veces es suficiente con facilitar que las iniciativas de los ciudadanos tomen forma. En nuestra ciudad ocurrió un hecho de este estilo con la concentración motera organizada por los Ángeles Guardianes, un evento que tuvo un coste mínimo para las arcas locales y que se llevó a cabo gracias al entusiamo desinteresado de voluntarios de esa asociación. Sirvió para ‘vender’ la imagen de nuestra ciudad, los melillenses disfrutaron contemplando una gran variedad de motocicletas y los hosteleros, hoteletos y comerciantes tuvieron ocasión de mejorar sus ingresos durante esos días.
Ese evento y el Mercado Medieval demuestran que Melilla tiene potencial, aunque haya que trabajar para saber explotarlo. A veces es suficiente con el ‘esfuerzo’ de observar qué se hace en otros puntos del país y preguntarse cómo importar esas ideas a nuestra ciudad.

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