Melilla no duerme tranquila. La madrugada de ayer la ciudad volvió a despertarse sobresaltada por un terremoto de más de 5 grados de magnitud (en este caso 5.2), el séptimo de esta intensidad sufrido desde que comenzó esta crisis sísmica el pasado 21 de enero. Pese a todo, Carlos López Casado, responsable del departamento de Física Teórica y del Cosmos de la UGR, afirma que los temblores tenderán a remitir y que “es prácticamente imposible que vuelva a sucederse un seísmo de la misma magnitud o similar al de 6.3 grados que sacudió Melilla el pasado 25 de enero”.
Como ya publicó El Faro este domingo, el estudio llevado a cabo por los especialistas de la Universidad de Granada comparando esta crisis sísmica con la sufrida en Alhucemas en 2004 trae consigo una serie de conclusiones clave, ya que se evidencian notables similitudes entre ambos incidentes. De tal análisis se puede extraer, por ejemplo, que las réplicas del seísmo de 6.3 grados en la escala de Richter que sacudió Melilla pueden seguir sucediéndose hasta dentro de un año.
Se vislumbra además con este estudio que existe una gran posibilidad de que la ciudad albergue temblores superiores a 4,5 grados en la escala de Richter, al menos, durante medio año más.
Pese a todo, confirma López Casado, no pueden baremar ni predecir el comportamiento exacto de estos terremotos. Hasta el momento, afirma, presenta semejanzas muy evidentes con el de Alhucemas de 2004, pero no pueden discernir con una certeza absoluta si la serie sísmica se extenderá en el tiempo durante un año o la energía será liberada en un tiempo menor. “Yo apostaría por la extinción gradual de estos temblores. Es más fácil conseguir que un jarrón se rompa en muchos cachos pequeños que en varios grandes”, ejemplificó.
Ley de Omori
La mayor parte de la energía a liberar ya ha sido disipada, alrededor de un 85% con el terremoto principal, y ahora tan sólo queda que se asiente el terreno mediante pequeños temblores de recolocación. Estas réplicas, según la ley de Omori, irán disminuyendo esa medida que transcurran los días. Esta máxima considera que cuanto más tiempo transcurra tras el terremoto principal, menor será la amplitud de réplicas registradas.
De esta forma, sea cual sea la probabilidad de seísmos posteriores al original que exista el primer día, el segundo habrá la mitad de posibilidades de réplica, y a la décima jornada esta probabilidad habrá descendido hasta aproximadamente una décima parte.
Considera normal que en las próximas fechas se alternen rachas de seísmos más tranquilas y otras tantas más virulentas, como la experimentada esta semana pasada.
De hecho, tras observar los últimos comportamientos del terreno, el experto admite la posibilidad de que una falla haya disparado a otra, provocando un repunte en la actividad sísmica de la zona con la liberación una cantidad de energía no esperada.
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