Melilla tiene la población más joven de España o la menos envejecida según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) correspondientes al año 2022.
En concreto, si atendemos a la población mayor de 65 años, en Melilla esa cifra es del 11,7 por ciento, la de menor porcentaje del país, seguida de Ceuta, con el 13,1 por ciento.
Las siguientes provincias, Almería -15,87 por ciento- y Murcia 16,26 por ciento- se encuentran en el sureste de la península y les siguen Las Palmas-16,39 por ciento-, Guadalajara -16,44 por ciento- y Baleares -16,56 por ciento-.
Todas las demás provincias superan el 17 por ciento de la población mayor de 65 años, in crescendo el porcentaje conforme nos alejamos del sur y de la vertiente mediterránea.
Así, los porcentajes para el resto de Andalucía son los siguientes: Sevilla -17,22 por ciento-, Cádiz -17,49 por ciento-, Málaga -18,30 por ciento-, Granada -18,64 por ciento-, Sevilla -17,22 por ciento-, Huelva -17,31 por ciento-, Jaén -19,97 por ciento- y Córdoba -20,05 por ciento-.
En la Comunidad Valenciana, los porcentajes se sitúan en el 20,64 por ciento en Alicante, el 19,76 por ciento en Valencia y el 20,13 por ciento en Castellón.
Por lo que respecta a Cataluña, encontramos un 19,78 por ciento en Tarragona, un 19,59 por ciento en Barcelona, un 19,01 por ciento en Lérida y un 19,90 por ciento en Gerona.
Del resto de provincias españolas, tan sólo Toledo -18,35 por ciento-, Albacete- con un 19,57 por ciento-, y la isla de Tenerife -18,62 por ciento-, además de Madrid -18,41 por ciento- baja del 20 en porcentaje de gente mayor de 65 años.
Las provincias extremeñas ya superan el 20 por ciento, con Cáceres -23,56 por ciento- por delante de Badajoz -20,11 por ciento-. En Castilla-La Mancha, Cuenca también se va hasta el 22,63 por ciento-.
Más al norte, Huesca -22,96 por ciento-, Zaragoza -21,82 por ciento- y Teruel -24,29 por ciento- están más o menos próximas a La Rioja -21,76 por ciento- y Navarra -20,50 por ciento-.
Los medias siguen siendo altas en el País Vasco (Guipózcoa -23,44 por ciento-, Álava -22,28 por ciento- y Vizcaya -24,02 por ciento-), así como en Cantabria -23,17 por ciento- y, aún más, Asturias -27,03 por ciento-.
En Galicia, dos de las provincias sobresalen sobre el resto. Son Lugo -29,73 por ciento- y, especialmente, Orense -31,84 por ciento-, que es así la provincia española más envejecida si tomamos como base el número de personas mayores de 65 años. La Coruña se queda en el 25,55 por ciento y Pontevedra baja un poco más, hasta el 23,62 por ciento.
Finalmente, en Castilla y León está la segunda provincia española con mayor cifra. Se trata de Zamora -31,38 por ciento-. El resto de ellas quedan con los siguientes porcentajes: León -27,91 por ciento-, Palencia -26,58 por ciento-, Burgos -24,67 por ciento, Soria -25,44 por ciento-, Segovia -22,86 por ciento, Valladolid -24,08 por ciento, y Salamanca -27,22 por ciento-.
Así, las comunidades con un índice mayor de población envejecida son Asturias (240%), Galicia (213%) y Castilla y León (211%), que presentan más del doble de población mayor de 64 años que menor de 16. Sólo Ceuta (65%), Melilla (48%) y Murcia (92%) tienen una mayor proporción de jóvenes.
España registró el pasado 2022 el mayor índice de envejecimiento de su población desde el año 1999 al alcanzar una tasa de 133,5%. Esto significa que por cada 133 personas mayores de 64 años hay 100 menores de 16 años. Por lo tanto, el país no envejecía tanto desde hace 23 años.
La Fundación Adecco señala los dos factores principales del envejecimiento del país. En primer lugar, una tasa de natalidad “en mínimos históricos”, relacionada con la incertidumbre tras la pandemia o el encarecimiento de la vida, porque criar un hijo en España en 2022 tuvo un coste de unos 300.000 euros, según un estudio de la plataforma de ahorro europea Raisin. “Se interponen numerosos obstáculos, principalmente de índole económico y laboral, que dificultan a muchas personas y parejas hacer realidad su proyecto familiar”, señala Adecco, que también nombra a la inflación y crisis de suministros como dificultades a sortear.
La segunda razón es la esperanza de vida creciente de la población española, que alcanza los 83 años, cuatro años más que en 2001. Se trata de una crisis demográfica que pone en serios problemas el sistema de pensiones debido a esa alta esperanza de vida, a una fecundidad reducida (1,19 hijos por mujer) y a la generación del baby boom, que se encuentra a pocos años de jubilarse.
El noroeste español es la región con la población más envejecida, mientras que la otra esquina del país, en el sureste, los porcentajes son más reducidos.
Esto puede deberse a numerosos factores, uno de ellos el económico. Según un estudio financiado por el Instituto de Salud Carlos III y la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), las personas con menor poder económico viven entre tres y cuatro años menos que las que son más ricas.
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