Su primer concierto en el Teatro de la Zarzuela de Madrid fue en 1965. Revolucionó la forma de dar un concierto: sentó al público para escucharlo. Decidió cambiar la f por ph, pasar de ser Rafael a Raphael, para dar a su carrera un toque más internacional. La fama la consiguió cantando en español, y, por ende, en los países de habla hispana. Por su forma de interpretar y actuar en los escenarios, era casi imposible hacerlo en otras lenguas (aunque lo intentó) para poder ser entendido en su totalidad.
Tuve la oportunidad de asistir a un concierto suyo en el Teatro Romea de Murcia hará unos veinte años. Recuerdo vivamente cómo se comía el escenario, nunca había visto a un cantante entregarse a su público de esa manera.
Disfrutaba con lo que verdaderamente sabía hacer, es decir, subirse a un escenario y satisfacer a su público.
Más que cantante (él no se considera cantante sino artista) es un intérprete con una voz magnífica. Raphael, artista verdadero, vanguardia pura, siempre moderno y gran trabajador. Un gran profesional, un grande de España, un artista con mayúsculas, una “máquina” en el escenario, con conciertos de tres horas como mínimo y porque no le dejan más.
Ha sabido llegar a todas las generaciones, está por encima de gobiernos y de situaciones. Hace marca España como Paco Rabal, Lola Flores, la Alhambra o la mezquita de Córdoba.
Ha sabido llegar a todas las generaciones. Representa la parte bonita de la juventud de los guateques, la parte optimista de la vida, pero que, al mismo tiempo, ha sabido penetrar en nuevas generaciones que ven en él un artista auténtico.
Gusta a los de su generación y, al mismo tiempo, es admirado por los más alternativos. Ha colaborado con Alaska e incluso ha participados en festivales de música independiente. Camilo Sexto, Nino Bravo y él han sido capaces de crear “himnos” de la cultura popular que superan generaciones.
Es una persona vehemente y sincera, nada pretenciosa y dice lo que siente. Todo eso ha hecho de él un artista muy estimado por todos, que nunca se quedó anticuado.
Tuvo un trasplante de hígado que le dio una segunda vida. Antes de esta operación subía a los escenarios nervioso, después de ella -una vez ha sabido en sus carnes qué puede significar la muerte- se sube como flotando, mucho más tranquilo, pero dándolo todo com o siempre.
Nunca utilizó su influencia para hacer política, ni ha prestado servicios a los políticos. Se siente libre aunque tenga sus pensamientos “porque no soy idiota”. Durante la emergencia covid ha hecho declaraciones a favor de la vacuna.
En el año 1977 el periodista de RTVE Joaquín Soler Serrano le preguntó qué era lo que más amaba en este mundo y él contestó que era su carrera (sin contar la familia) y que su futuro lo veía como una carretera sin curvas, toda recta y que lo único que tenía que hacer era andar... Recorriendo esa carretera muchas noches se encontró solo en un hotel antes o después de un concierto, con un minibar a su disposición y con dificultades para conciliar el sueño.
Rafael (el hombre, por eso no lo escribo con ph) para soportar la presión de Raphael, el artista, se aficionó al alcohol. Una afición que escondía a los demás y hasta sí mismo. Pero esa afición le fue mermando hasta que un día en un hotel de Barcelona mirándose al espejo se dijo basta. Los problemas del alcohol le llevaron a someterse a un trasplante de hígado pasando por una lista de espera en el 2003. La operación fue un éxito y él a partir de ese momento empezará a vivir una segunda vida.
En su carrera musical hay una persona que no podemos dejar de nombrar: Manuel Alejandro. (compositor de muchas de sus canciones).
“Manolo lo es todo en mi vida. Todo. Sin él no hubiese sido lo que soy, sería muy poco. Me ha hecho cada temazo que crujes” . Más que cantante (él no se considera cantante sino artista), Raphael es un intérprete con una voz magnífica. Su hija lo define como “Un narrador de historias”.
Raphael tiene un público ardiente en Melilla, la última vez que actuó no desilusionó a nadie y tuvo que ampliar la gira 48 horas debido a que el Kursaal se quedó pequeño para tantos asistentes que deseaban escuchar temas tan grandes como 'Mi gran noche', 'Como yo te amo', 'Yo soy aquel'.. y un sinfín de temas más.
Con este concierto se cierra la Semana del Mayor organizada por la viceconsejera Fatima Kaddur. No cabe duda de que, una vez más, se dejará la piel en el escenario. Y me atrevería a decir que, como a sus setenta y nueve años la voz no es la misma que tenía, que quien tuvo retuvo, y lo suplirá dándonos un trocito de su alma. Nadie quedará defraudado.
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