La empresa de Andrés Cabrero, agente de Aduanas de Melilla, lleva en esta ciudad desde 1904 y en su familia no recuerdan una situación económica tan crítica como la que se vive hoy en la ciudad. “Melilla no está en la UVI, pero está en planta y no podemos estar cuatro años más así”, aseguró a Faro TV en una tertulia enfocada a identificar los porqués, las consecuencias y las posibles soluciones al cierre de la Aduana comercial de Beni Enzar el 1 de agosto del año pasado.
Han pasado ya ocho meses del cierre del paso documentado de mercancías y para Antonio Mena, presidente del Colegio de Agentes de Aduanas de Melilla, lo que se echa en falta es una postura firme del Gobierno de España que, en su opinión, ha dejado el caso en manos de funcionarios marroquíes que ni pinchan ni cortan. Marruecos avisó del cierre unilateral de la Aduana de Beni Enzar con un papel pegado en una pared.
La carta corrió como la pólvora entre los empresarios de la ciudad que hasta último momento creyeron que podía ser un bulo porque no llevaba sello, ni ninguna señal que hiciera pensar que se trataba de una decisión seria. Cabrero fue uno de los empresarios a los que se le quedó un camión varado durante días en ‘tierra de nadie’. Él es testigo de la vergüenza de tener que dar marcha atrás y salir por donde mismo habían entrado porque Marruecos no dio su brazo a torcer. Cerró a cal y canto. Las autoridades del país vecino aseguraron que tomaban la decisión con el ánimo de potenciar el puerto de Beni Enzar.
Ocho meses después, los números de esa dársena son mejores, según explica Antonio Mena.
En el lado contrario de la balanza están los datos del puerto de Melilla, que cerró el año pasado con un 24,40% menos de tráfico de mercancías, según las estadísticas oficiales de Puertos del Estado. No se puede estar peor. En 2018, apunta Cabrero, los números del tráfico portuario local retrocedieron 8 años hasta quedarse al nivel que teníamos en el año 2010. Pasamos del superar 1,1 millón de toneladas cargadas, descargadas, en tránsito y trasbordos a 871.317 toneladas anuales.
Paralelamente, Melilla perdió un estimado de 12 millones en ingresos por IPSI, el impuesto sobre la producción, los servicios y la importación que gestiona la Ciudad. Esto se nota en el sector del transporte local. Conforme pasan los meses los empresarios han empezado a despedir trabajadores: el que tenía diez empleados, ahora tiene siete”, comenta a Faro TV el presidente de Agentes de Aduanas de Melilla.
Marruecos cerró la Aduana de Melilla porque tras la llegada de una nueva naviera al puerto de Beni Enzar quería potenciar el tráfico marítimo en su puerto. Esa es la versión oficial, pero el empresario melillense Andrés Cabrero considera que detrás de ese acto unilateral había más.
Para este agente aduanero, con el cierre de la Aduana comercial de Beni Enzar, “Marruecos también buscaba soslayar un poco la soberanía de Melilla y no reconocer la ciudad”.
“Ha aprovechado un cambio de Gobierno en Madrid y el atasco que tenemos en la frontera en Melilla, con decisiones que a lo mejor no han sido demasiado acertadas, y ha dado la pulla del cierre de la Aduana el 1 de agosto, que nos deja con el culo al aire, porque nos condena al comercio atípico y el comercio legal, que es el que estaba creciendo en la ciudad, se queda suspendido totalmente”, aseguró en la tertulia organizada por FaroTV Melilla para abordar las consecuencias del cierre unilateral de la Aduana con Marruecos.
Según explica Antonio Mena, presidente del Colegio de Agentes de Aduanas de Melilla, en el año 2016 se registraron 3.000 exportaciones documentadas a través de la Aduana comercial del paso de Beni Enzar. En 2017 esa cifra subió hasta las 6.500 exportaciones. Sin embargo, el año pasado hubo un retroceso y el ejercicio cerró con datos similares a los de 2016. “El transporte con Marruecos tiene un 100% de pérdidas. Es más de los 100 millones de los que se habló”, comenta Mena. Sin embargo, España mantiene abierta su aduana por la que cada mañana entran frutas, verduras, pescado y áridos.
Cabrero opina que a Marruecos hay que mostrarle lo mucho que pierde si a España le da por cortar ese comercio legal. Él también defiende que se podría presionar recordándole al país vecino todos los servicios que le ofrece la ciudad entre los que se cuentan Educación o Sanidad. Asimismo Cabrero considera que la amenaza que pende sobre el mal llamado comercio atípico, al que el país vecino ha puesto ya fecha de caducidad (10 años), vendría mal a las dos partes. “Marruecos sólo admite el contrabando y cortar el comercio legal entre dos países amigos es una cosa para pensárselo y hacérselo pensar a Marruecos porque ahí perdemos todos.
Si nosotros nos ponemos de mala, ninguno gana. Nosotros tenemos mucho que perder, pero Marruecos, mucho más que nosotros”, recalca. El empresario recuerda que España es un país que está en el G20, en la Unión Europea y es el valedor de Rabat ante Bruselas con el tema de la inmigración. “No digo que favorezcan la economía melillense, pero tampoco que la perjudiquen de esta manera”, insistió. La mitad de los contenedores que hasta el 1 de agosto de 2018 descargaban su mercancía en el puerto de Melilla se han desviado hacia Beni Enzar, según las cifras que maneja Antonio Mena.
El presidente del Colegio de Agentes de Aduanas explica asimismo que están “indignados por la respuesta del Gobierno español a Marruecos” tras el cierre unilateral de la Aduana de Melilla. “Ha sido nula”.
Él entiende que Marruecos es un país soberano que toma la decisión de cerrar la Aduana con Melilla, pero también entiende que el deber de España es pedir explicaciones. “Nos sorprende que no ha dicho nada”, apunta Mena. Desde el Colegio de Agentes de Aduanas de Melilla han hecho varias consultas y no han recibido respuestas, más allá de una reunión mantenida en octubre en Cádiz con la directora de la Aduana española, María Pilar Jurado.
Fue ella la que les explicó que habría una reunión a nivel técnico entre Marruecos y España. Ese encuentro finalmente se celebró en enero en Málaga. “No sólo no han sacado nada en claro sino que no han dicho nada al gremio y eso es lo que nos tiene preocupados”, apunta Antonio Mena. En opinión de Cabrero, en todo este asunto “hay un colchón de intereses muy grande y Melilla ha quedado relegada a un segundo o tercer plano. Marruecos no tolera que se hable de Melilla y el Gobierno español ha aceptado lo que ha pasado. El tema es político y debería haberse resuelto a nivel político y no técnico”, concluye.
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