En la Autoridad Portuaria de Melilla no sabían nada. A primera hora de la mañana de este jueves se enteraron por el Boletín Oficial del Estado de que el Real Decreto-Ley 6/2022 incluye una rebaja fiscal adicional del 80% al transporte de mercancías con destino a la ciudad, aplicable durante los próximos dos meses (desde este viernes 1 de abril hasta el 30 de junio).
Es una medida incluida en el Plan Nacional para paliar los efectos de la guerra de Ucrania, aprobado por el presidente Pedro Sánchez, que ayudará a las compañías de transporte marítimo a hacer frente a la subida desmesurada de los precios del combustible.
Entiendo que la iniciativa del Gobierno va encaminada a evitar que los territorios extrapeninsulares nos vayamos a quedar desabastecidos porque si no abre cuanto antes la frontera, a los barcos no les va a merecer la pena venir a Melilla porque comercialmente es una ruina, de ahí el contrato marítimo para cubrir líneas deficitarias durante los dos próximos años. Sin embargo, ante la situación actual, la subvención se antoja insuficiente.
El problema es que una vez más nuestra ciudad entra en el saco común del resto de territorios extrapeninsulares cuando nuestra insularidad es absoluta: estamos rodeados de alambre y agua. Nuestra situación es, a todas luces, desesperada. Hay una frase lapidaria de un veterano de la política local, que en mi opinión resume nuestro estado: "Melilla no está para esperar". Él lo dice refiriéndose a los planes estratégicos, pero yo creo que vale para todo.
A lo que vamos: tenemos que el puerto de Melilla, con 5 millones de pérdidas en 2021, tendrá que asumir más rebajas fiscales de las que ya aplica y que rondan los 2,5 millones al año. Y lo hará a la par que el Puerto de Baleares, que tuvo ingresos netos por encima de 84 millones y ganó 19 millones en el ejercicio anterior.
Evidentemente, ese dinero que sale del Puerto de Melilla y va a la rebaja fiscal, el Gobierno promete compensarlo en el futuro con un crédito de 5,5 millones que dice que va a incluir en los Presupuestos Generales del Estado de 2022, si salen adelante, claro está. Ya sabemos lo que cuesta aprobar las cuentas cuando se gobierna en minoría.
Pero el malestar, que lo hay, no viene por echar una mano a las compañías que se dedican al transporte marítimo sino porque desde el viernes pasado el presidente de la Ciudad, Eduardo de Castro, sabía de la propuesta de Francina Armengol, la presidenta de Baleares, y dijo que sí sin contar con quienes de verdad saben de las cuentas del Puerto.
Qué menos que pedir la opinión de la Autoridad Portuaria, que depende de Coalición por Melilla, el partido con mayor número de diputados en el Ejecutivo, antes de aprobar una medida que se notará en las cuentas que a final de año presente la institución. Como si no supiera que los números rojos, a seis meses de las elecciones, cantan por bulerías.
Pues bien, en el puerto se enteraron por el Boletín Oficial del Estado de la nueva rebaja fiscal que se aplicará a las compañías marítimas que atraquen en Melilla. Nadie les llamó para informarles y eso demuestra hasta qué punto están deterioradas las relaciones dentro del tripartito. Ya no es sólo Sabrina Moh regañando a Aberchán en público o lanzando dardos envenenados contra Víctor Gamero, es Eduardo De Castro saltándose los protocolos de cortesía en un Gobierno de coalición en el que él sólo aporta un diputado, eso sí, dispuesto a conjugar la primera persona del singular: Yo-me-mi-conmigo el poco tiempo que le queda en el convento.
Tampoco parecía estar al tanto de la nueva rebaja fiscal la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, que dio una rueda de prensa a primerísima hora en la sede de su partido pero no rentabilizó una medida de su Ejecutivo que le hace un boquete a las cuentas del Puerto, pero tiene su parte positiva porque garantiza el suministro de mercancías a Melilla. Y eso, en estos tiempos de supermercados vacíos y cartelitos dosificando las ventas, es francamente un alivio.
Pero Sabrina Moh no habló de eso o bien porque le cegaron las ganas de responder al artículo machista que le dedicaron este semana o bien porque ella tampoco estaba al tanto de la medida. No lo sabemos.
O se le pasó a ella, o se le pasó avisarle al ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, que fue quien llamó a De Castro este miércoles para contarle que el Real Decreto Ley 6/2022, incluye en su artículo 23 rebajas fiscales para las compañías que se dedican a traer mercancías a Melilla.
Este tipo de detalles demuestra que hay más rivalidad en el seno del Gobierno que entre el Ejecutivo y la oposición. Y eso no es bueno para sacar adelante todo lo que hace falta sacar en esta recta final de la legislatura. Los goles en propia meta son más dolorosos que los que no puedes parar porque, los veas venir o no, entran por toda la escuadra.
Y en estos momentos, Melilla necesita unidad. Hay que cerrar filas y empujar todos para conseguir salir a flote.
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