Melilla siempre suscita sorpresa entre quienes la visitan, dada su riqueza arquitectónica y el crisol de culturas que compone su acogerdora sociedad. Mucha gente la ha llegado a tildar de “gran desconocida”. En este punto coincide Francisco González, empresario onubense especializado en la externalización de empresas y desarrollo de proyectos en el Magreb, que se dio cita ayer en nuestra ciudad para participar como ponente en el Salón Internacional de Arte y Turismo Ciudad de Melilla, celebrado en el Palacio de Congresos y Exposiciones hasta el próximo 3 de noviembre. “Melilla no se conoce más allá de la valla y tiene un patrimonio cultural e histórico que la hace única”, enfatizó este empresario, que ha pasado más de una decada trabajando y viviendo en el norte de África y Oriente Medio.
“Morbo de ciudad fronteriza”
“Es cierto que Melilla tiene ese morbo de ciudad fronteriza, de ‘la ciudad española en África’, ese morbo sano que puede motivar a mucha gente a conocer la ciudad, pero, en cambio, nadie la conoce”, explicó. Por eso, el González puntualizó que necesita más publicidad y, sobre todo, un transporte asequible para que la familias del sur de la península puedan acudir a pasar el fin de semana.
El empresario puso como ejemplo de ‘buenas prácticas’ el caso de Ceuta y de Tánger: “Yo vivo en Sevilla y muchas familias dicen de ir a pasar el fin de semana a Ceuta y a Tánger. Es inviable e incomprensible que 80 millones de turistas que tenemos en España no vengan aquí. En este sentido, destacó que no es el obstáculo de la distancia lo que impide a los turistas conocer Melilla, sino el precio de los barcos. “En Ceuta y Tánger siendo carísimo, pero por 30 euros podrías tener un pasaje. En cambio, en la ciuda dte pegan el ‘machacón’ económico nada más llegar y eso es algo que una familia con 2 o 3 niños no se puede permitir”, refirió.
Carencias de ocio
Otro de los puntos débiles, según matizó González, fue las escasa posibilidad de realizar actividades de ocio que ofrece la ciudad. “La gente cuando viaja, como es el caso de las parejas jóvenes, quieren tomarse una copa, ir a una discoteca o sentarse en una terraza” y se trata de algo que la ciudad carece, acorde a la observación de este empresario originario de Huelva.
González explica que esta creación de ofertas debería venir de la mano de todos los melillenses, haciendo especial énfasis en los empresarios, no en las instituciones, aunque éstas, según detalló, deberían apoyar propuestas motivacionales con paquetes legales que propicien una mayor inversión en este enclave.
Por otra parte hizo mención a los beneficios del turismo practicado por una incipiente clase media marroquí proveniente, sobre todo, de las regiones nororientales. “A nivel cultural la clase media marroquí cada vez sabe más, hay nuevas generaciones que quieren conocer la historia reciente de su entorno y, en muchas ocasiones, esa historia pasa por aquí”, dijo.
“¿Habrá ciudad más intercultural que Melilla? ¿En qué lugar ves a un musulmán, un judío y un cristiano caminando juntos sin ningún problema? Eso es algo que me encanta”, halagó este onubense que se confiesa un “enamorado de Melilla desde el primer momento” que puso pie en ella.
Muy buen artículo. Buen empresario que expresa de manera abierta y sin complejos el potencial que tiene Melilla.
El problema radica en que lo pueda visualizar y entender la mediocridad política acomplejada que nos gobierna en Melilla y que aplauden un crucero de pequeñas dimensiones que no deja dinero, a esta clase media marroquí que quiere venir a gastar y a consumir en nuestros bares y restaurantes.