La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) ha entrevistado a varios supervivientes de la tragedia del 24 de junio en el puesto fronterizo de Barrio Chino, que aseguran que ese día perdieron al menos 75 amigos. Unos están muertos, otros presos y muchos, desaparecidos.
Hace apenas unos días, otro informe de Amnistía Internacional elevaba a 37 el número de fallecidos en la valla el 24 de junio, una cifra que ya adelantaron varias ONG marroquíes el 26 de junio pasado, apenas dos días después del viernes negro cuyas imágenes han recorrido el mundo.
Según la versión oficial de Marruecos, aceptada por el Gobierno español, en el salto a la valla del 24J murieron 23 migrantes. Sin embargo, en septiembre, tres meses después de la tragedia, Rabat aseguró en una carta enviada a la ONU que solo había conseguido identificar un cadáver. Eso es inhumano. Las familias necesitan saber para que esa herida cierre. No se puede vivir con la esperanza de que no haya pasado.
Nada se sabe, de momento, sobre la investigación que puso en marcha la Fiscalía General del Estado, aunque se ha dicho que sus conclusiones se harán públicas próximamente.
El Defensor del Pueblo también inició una investigación que concluyó que el Ministerio del Interior incumplió la ley al realizar 470 devoluciones en caliente o lo que es lo mismo: rechazos en frontera sin las debidas garantías.
A los melillenses nos gustaría que las investigaciones se agilicen para que, en primer lugar, se haga justicia. También para dejar de estar en el ojo del huracán por una tragedia que no queríamos y en la que no hemos participado.
La inmigración además de tensionar nuestras fronteras, también crea puestos de trabajo en la ciudad para las ONGs y las empresas que trabajan en el mantenimiento del vallado fronterizo o en los centros de acogida como el CETI o la Purísima.
Aquí llevamos más de 20 años recibiendo inmigración y conviviendo con los migrantes. Hemos sido testigos de las oleadas de saltos a la valla en 2005 o 2013-2014, pero nunca habíamos visto morir a tantos jóvenes africanos intentando entrar en Europa.
Sabemos que somos una ciudad de paso y no queremos ser fin del trayecto para la vida de ningún ser humano. No podemos acoger a todos, pero debemos garantizar los derechos humanos de todos los que pisan nuestro territorio, siempre que respeten el derecho que nos asiste a garantizar nuestra seguridad nacional y la de los agentes que vigilan la frontera.
Melilla necesita sobreponerse a la tragedia del 24J.
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