Editorial

Melilla necesita mucho más

Estos primeros días de campaña están siendo especialmente movidos por la lacra del voto por correo, que cada proceso electoral irrumpe en la ciudad para recordarnos que somos muy singulares en esto de dejar a la gente votar en libertad. Se calculan que son cerca de 9.000 las solicitudes que se han presentado y ahora habrá que esperar a saber cuántas de ellas se traducen efectivamente en votos a candidaturas para hacernos una idea de hasta qué punto influirá esa circunstancia en el resultado final de las elecciones del día 28.

El problema es que cuanto más se habla del voto por correo, menos se debate y se conocen las propuestas que cada organización tiene para solucionar los problemas de la ciudad, que son muchos y muy graves. Es cierto que si el voto está cautivo, si no existe libertad para ejercer ese derecho sagrado de todos los españoles, el sistema se tambalea y pierde legitimidad.

Pero no es menos cierto que los ciudadanos necesitan saber cómo se plantea el futuro, qué va a pasar con nuestra situación económica, cómo vamos a conseguir que haya empleo para nuestros hijos. Y esas tampoco son preguntas baladíes.

La Confederación de Empresarios ha hecho público su decálogo de medidas destinadas a cambiar el modelo económico de Melilla. Prácticamente todas ellas se le han oído en estos últimos meses a uno o a otro partido, pero no por eso pierden su carácter constructivo.

Entre ellas está el tema de la conectividad, fundamental, esencial, básico e imprescindible en este mundo globalizado para poder sacar la cabeza y reclamar el puesto que la ciudad merece en el concierto económico nacional e incluso internacional.

Disponer de unos transportes eficientes y a precios razonables es lo único que puede hacer progresar a los melillenses. Todo lo demás vendría por añadidura. Si queremos que se implanten aquí empresas de base tecnológica, que sus trabajadores vengan, tenemos que ofrecerles la posibilidad de viajar rápido y a coste sensato. Y eso es un ejemplo de los muchos que podrían ponerse.

Buscamos prosperar pero hay que poner mucha atención a la infraestructura que ofrecemos: colegios, sanidad, viviendas, suministro de agua, unos buenos servicios públicos que nos equiparen a lo que esas personas que podrían venir tienen ya en la península.

Sería ideal que en estos días de campaña se pudiera estar debatiendo sobre todo eso. Pero no, estamos en lo que estamos, en el voto por correo y cómo está marcando un proceso electoral que, en realidad, no difiere demasiado de los últimos vividos en Melilla pero a los que habría que poner fin de manera inmediata.

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