El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, presentó ayer lunes el Plan Melilla Invierte 2024-2027 en el que se recogen actuaciones públicas por importe global de 200 millones de euros, gran parte de los cuales (185 millones por ser exactos) se ejecutarían en estos tres años que restan de la actual legislatura. Imbroda manifestó que no se trata de un "cuento chino" sino de una realidad que piensa llevar a cabo como una manera de recuperar la confianza en el futuro de una ciudad que, según dijo, quedó decrépita después de la etapa de Gobierno CpM-PSOE entre 2019 y 2023.
Se pretende desarrollar mucha obra pública para crear puestos de trabajo, al que se dedicarían entre un 30 y un 35% de esa inversión millonaria, destinada a cuestiones que se sitúan como estratégicas para configurar el nuevo modelo productivo de Melilla: nuevas tecnologías, turismo y universidad. Y, además, aseguró que ese dinero es fruto de haber puesto orden en las cuentas de la Ciudad y de utilizar debidamente los remanentes presupuestarios de años anteriores; es decir, no tocan los presupuestos vigentes.
Habrá que confiar en que, efectivamente, durante los próximos tres años se ejecuten 185 millones de euros en inversiones públicas y que no haya retrasos a la hora de sacar adelante las actuaciones previstas y que van desde una nueva piscina pública a la rehabilitación del edificio de Correos, pasando por polideportivos, centros polivalentes, rehabilitación de viviendas y un largo etcétera que, de salir adelante, sí que supondrían un acicate para la población melillense.
Sin embargo, garantizar el futuro de Melilla conlleva mucho más que esos 200 millones en inversión pública desde la Ciudad Autónoma. Es fundamental el apoyo del Gobierno de España y por lo que se está viendo, las cosas no pintan muy bien en ese sentido. Hay problemas que se están enquistando y que resultan de vitar importancia para los ciudadanos. El mayor ejemplo es la situación que atraviesa la sanidad pública porque, por mucho que la delegada, Sabrina Moh, se empeñe en decir que está mejor que nunca, lo cierto es que los retrasos en obtener citas o programar operaciones no urgentes son insoportables.
Una sanidad pública y de calidad es uno de los ejes esenciales para la calidad de vida de cualquier ciudadano. Y en Melilla eso no se cumple. La ministra Mónica García está tardando mucho ya en visitar la ciudad, conocer la realidad y hacerlo de la mano de quienes más padecen los problemas, que son los sanitarios y los melillenses. Nada de entrevistas con el director territorial de Ingesa y la delegada, que solo le contarán lo bien que va todo para tapar su falta de empatía en este asunto.
Otro de los puntos básicos para garantizar el futuro de Melilla es tener unos transportes de calidad y a precios razonables. Urge la declaración de servicio público para las líneas aéreas de Málaga y Melilla que ponga tope a las tarifas. Además, el contrato marítimo sigue en proceso de licitación, dado que ésta fue suspendida después de que se presentaran varios recursos que ponen en entredicho la legalidad del plantelamiento realizado por el Ministerio de Transportes.
Es el momento de que el Gobierno de España demuestra su compromiso con Melilla. No sirven las palabras de Sabrina Moh y de los socialistas melillenses. La ciudad reclama que se apliquen medidas claras y concretas porque del dicho al hecho va un trecho y de eso estamos ya muy hartos.
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