Incrementar la capacidad de conectividad, de generación de energía renovable y de proveer alimentos a la población es una línea marcada por el Plan Estratégico de Melilla 2020-2029 como imprescindible para lograr con medios propios el sostenimiento vital de la ciudad.
Según las estadísticas oficiales citadas por la Planificación Estratégica, no existen personas asalariadas en ninguna de las actividades económicas que componen el sector primario de la producción: agricultura, ganadería, pesca o aprovechamientos forestales.
De ahí que sea fundamental impulsar la producción de alimentos de calidad en entornos controlados, para lo que el Plan prevé un presupuesto de 2,6 millones de euros. El mismo se usaría para habilitar espacios especializados de producción de hortalizas orientados a la venta local (300.000 euros) y para la producción de pescado en atmósfera controlada y ciclo completo (500.000 euros), así como para desarrollar plataformas de comercialización digital para la venta de los productos hortícolas, pesqueros, ganaderos, etc., y la promoción del consumo de productos locales (1,8 millones de euros).
Por otro lado, aunque las demandas energéticas de Melilla se cubren íntegramente mediante generación propia, el sistema eléctrico de la ciudad se caracteriza por su reducido tamaño y por la falta de conexión con otros sistemas, ni a través de cableado submarino con la península ni por tierra con Marruecos.
Amén de que cerca del 95% de energía consumida en Melilla es generada por la central de motor diésel situada en las inmediaciones del puerto, el Plan se enfoca en apoyar las inversiones de reconversión del sistema energético, eficiencia energética y generación renovable mediante centrales fotovoltaicas, minieólicas o cubiertas solares. En la actualidad, la participación de la energía solar fotovoltaica en la generación de electricidad es marginal: apenas un 0,04%.
Al sugerir la mejora de tecnología para optimizar el aprovechamiento energético solar, el Plan resalta la favorecida posición geográfica de Melilla en cuanto a niveles de insolación: unas 2.600 horas de sol anuales. Los expertos recalcan que esta insolación se traduce en un gran potencial para la generación de energía solar a través de tecnología fotovoltaica (sobre soportes estáticos o seguidores), o de instalaciones térmicas, más complejas y con mayor capacidad de producción.
En términos de radiación solar aprovechable, medidos en kWh/m2 de radiación directa normal, esta se sitúa en el territorio melillense en torno a los 1.949 kWh/m2 (una media de 5,4 KWh/m2*día), valores ideales a la hora de considerar el posible desarrollo de un proyecto solar rentable que permita diminuir la dependencia actual de la energía generada a partir de combustibles fósiles.
Las condiciones climáticas relacionadas con la radiación solar no solo confieren al territorio melillense enormes posibilidades de explotación de este recurso energético renovable, sino que la idoneidad para la instalación de centrales solares en la ciudad es mayor que la de cualquier enclave de la España peninsular.
Si bien la escasez de espacios amplios dentro de Melilla (dominada por zonas urbanizadas e infraestructuras y áreas militares) dificulta la implantación de centrales de gran extensión, existen potencialidades para apostar por las instalaciones fotovoltaicas en cubiertas, tanto para el autoconsumo de viviendas, como para amplias zonas industriales o grandes edificios.
De hecho, el Plan Estratégico incluye un presupuesto de alrededor de 115 millones de euros para la reconversión renovable del sistema energético melillense. De ellos, 20 millones serían para mejorar la capacidad de almacenamiento eléctrico sostenible y 12 millones para abordar una extensa rehabilitación energética de edificios.
Las conexiones actuales distan de ser las idóneas
Otro de los puntos centrales del Plan Estratégico pasa por lograr una ciudad bien conectada con la península y con el territorio colindante, mediante un sistema de conexiones diverso, seguro, eficaz y eficiente que permita los tráficos de personas, mercancías e información por medios terrestres, marítimos, aéreos y telemáticos.
Al respecto, el programa resalta la necesidad de establecer acuerdos con el Gobierno español para la implantación de bonos de transporte para viajar a o desde Melilla, tanto por mar como por aire.
En ese sentido, el estudio quiere destinar unos 7,35 millones de euros a la modernización y garantía de nivel servicio en el sistema portuario y sus conexiones. Este monto se repartiría entre la construcción de un muelle de cruceros (6 millones de euros) y el aseguramiento de la conexión marítima con los puertos andaluces y la valoración de otras conexiones nacionales e internacionales (1,35 millones).
No obstante, visto que para este año Melilla cuenta con un contrato marítimo de solo 11,15 millones de euros, la realidad dista mucho aún del desarrollo ideal contemplado en el Plan de la ciudad para la presente década. En 2020, antes de la llegada del Covid-19, operaban en el puerto de Melilla tres compañías de ferry (Transmediterránea, Balearia y FRS Iberia) con tres conexiones (Almería, Málaga y Motril).
Asimismo, el Plan destaca como esencial disponer de una frontera permeable, regulada y segura, que posibilite el tránsito viario para las personas y las mercancías, y de una conectividad aérea sin restricciones con servicios de mayor frecuencia a varias ciudades andaluzas, así como al resto de España y Europa.
Para la ampliación de los servicios aeroportuarios y de las ciudades conectadas con Melilla, se pretende un presupuesto de 85,2 millones de euros: 2,5 millones de euros para optimizar la conectividad aérea de Melilla; 2,7 millones para favorecer el acceso aéreo mediante la reducción de precios; y el resto para mejorar las instalaciones aeroportuarias.
En el aeropuerto de Melilla, ubicado a tres kilómetros del centro de la ciudad, en 2019 operaban dos compañías aéreas (Air Europa y Air Nostrum) hacia ocho destinos, todos dentro de España (Almería, Barcelona, Granada, Madrid, Málaga, Sevilla, Gran Canaria y Palma de Mallorca).
Ese mismo año el aeropuerto melillense registró un tráfico de 434.660 pasajeros, repartido básicamente entre los aeropuertos de Málaga (59%) y de Madrid (27,3%), seguidos a distancia por Granada, Almería y Sevilla.
A pesar de que la infraestructura portuaria de Melilla es más relevante por su localización estratégica que la aeroportuaria, la baja conectividad del aeropuerto tanto en destinos como en frecuencia de vuelos, y la ausencia de conexiones internacionales, son factores que condicionan el desarrollo de la ciudad.
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