Estima el autor que nunca serán suficientes los esfuerzos desplegados por gente de bien en el tema que nos ocupa.
Me he dedicado principalmente en España y para Latino América, en cientos de baldías columnas dedicadas a los vertederos ilegales, sirviendo de escaso éxito nuestros intentos de alianza con algunos medios de comunicación, como en este caso a través de GUELAYA y EL FARO DE MELILLA en lo concerniente a los VERTEDEROS ILEGALES EN LA PERIFERIA DE LA CIUDAD o lo que significa los mismo el descombrar de forma furtiva ignorando los Puntos establecidos al efecto.
Las imágenes, deplorables, invitan a reflexionar de nuevo sobre los riesgos para la salud que conlleva este tipo de abandono de inmundicias no solo a lo largo de nuestra Comunidad, sino de la mayoría del resto de Comunidades, y eso a pesar de que pasada la pandemia, o al a menos desde hace dos años, se abrió la espita de los fondos europeos y nacionales, con incrementos notables a favor de suprimir este tipo de Vertederos.
La acumulación de dichos residuos, abandonados, vienen a ser como la mala hierba, aparecen de todo tipo creciendo en los lugares más insospechados, contribuyendo a denigrar todo tipo de paisaje y salubridad, camino de paisajes apocalípticos.
En opinión de este modesto jurista, a las Comunidades Autónomas y Consistorios les falta mucho en desarrollar las infraestructuras necesarias de gestión de residuos, junto a una definición de objetivos claros, siempre condicionados y en ocasiones bloqueados por los Presupuestos Autonómicos o Locales, en mi opinión superables, si se sabe a los puntos a los que hay que acudir para solventar.
Como dato simplemente informativo, según “epdata”, en 2017, se trataron en España, algo más de 22 millones de Toneladas de basura de competencia municipal, cuyo 51.16% fue a parar a vertederos varios a lo largo de la geografía española, como consecuencia de haber sido rechazados por las Plantas de Tratamientos, al no ser posible su reciclado.
Por otro lado, tampoco debemos olvidar que España fue condenada por el T.J.U.E. (Tribunal Justicia Unión Europea) el pasado 15.3.2017, por la existencia de 61 vertederos, los cuales incumplían las obligaciones dimanantes de los Arts. 13 y 15 de la Directiva 2008/98, (Adopción de Medidas que impidan poner en peligro la salud humana y dañar el medio ambiente, así como la Responsabilidad Gestión Residuos).
Ni tampoco, que arrastramos el dudoso honor de ser de los Estados Miembros U.E, más en materia medio ambientales.
Posteriormente (8.11.18), aparece en documentación C.E. la existencia de 1.513 igualmente ilegales, no pareciendo improbable que alguno más nos toque en suerte, ¿y por qué no en proximidades?, ya que dicha cantidad da para cubrir mucho espacio.
Prácticamente, no existe una “receta magistral” para eliminar este tipo de vertederos, salvo las referentes a soluciones técnico-políticas junto a cultura urbana y sus distintos civismos, denuncias y sanciones, pero tampoco son la panacea, ante la existencia de tanto “descerebrado” suelto, qué en el fondo, ignora que atenta contra su propia salud.
Impagable, por tanto, la labor de denuncia ejercida por medios de comunicación ante estos hechos, debiendo también continuar de forma impertérrita las denuncias de vecinos e intervención de autoridades.
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