Editorial

Melilla: La magnitud de la tragedia en la valla

No damos crédito a las imágenes de inmigrantes heridos o moribundos, hacinados junto a la doble alambrada, grabadas durante el salto a la valla de Melilla del viernes pasado. Son espeluznantes y vienen a confirmar lo que las ONG llevan años denunciando: Marruecos no es un lugar seguro y la Convención de Ginebra de 1951, firmada por España, prohíbe las expulsiones a países donde no se garantiza la seguridad de los expulsados. Es lo que se conoce como el principio de 'non-refoulement'.

Ha tenido que pasar una desgracia, con al menos 37 inmigrantes muertos, según las ONG, para que el mundo vea lo que está pasando en la frontera sur de Europa con inmigrantes de Sudán y Chad, básicamente refugiados de libro, que, todo hay que decirlo, han protagonizado uno de los saltos a la valla más violento que se recuerda.

Aún así, lo ocurrido el viernes en la valla es inaceptable y hay que adoptar medidas urgentes no sólo para que no vuelva a repetirse sino para que los responsables sean juzgados. En este caso, agradecer a Marruecos los servicios prestados es casi lo mismo que aplaudir un crimen.

Nunca habíamos tenido una tragedia como ésta. Lo más cercano fue el Tarajal, en Ceuta, y no tiene ni punto de comparación con los vídeos de la valla que hemos visto y que no podemos hacer públicos en su totalidad porque al ser imágenes violentas, son censuradas en YouTube, Twitter y Facebook.

Marruecos vuelve a situarse en el ojo de huracán. Todos los grandes diarios del planeta se han hecho eco de las imágenes terribles grabadas tras el salto a la valla del viernes: migrantes amontonados como bestias, heridos o muertos y sin atención médica. Pero lo peor de todo: sin que se vea un solo gesto de conmoción entre los agentes de la Policía marroquí, que asisten con una tranquilidad pasmosa a un espectáculo dantesco.

Europa tiene que empezar a plantearse si seguirá externalizando la vigilancia de sus fronteras o asumirá ese trabajo con los valores europeos de respeto a los derechos humanos, buscando el equilibrio con el derecho de todos a la seguridad nacional.

Este domingo ha habido manifestaciones en Madrid y Barcelona contra "la masacre de Melilla". Aquí no ha salido nadie a la calle. Todos hemos visto los vídeos de la tragedia. Circulan de móvil en móvil. Son terribles. Y lo muertos y heridos son en muchos casos niños para los que la aventura migratoria terminó al intentar saltar la doble alambrada.

La inmigración supone un reto enorme para Europa. Si hay mafias responsables de lo que ha ocurrido, tienen que ser desarticuladas de inmediato. La lucha contra las mafias tiene que ser una prioridad. De lo contrario, esto puede ser solo el principio de una tragedia aún mayor.

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