Opinión

Melilla honra a una empresaria gitana con una placa en una pared rota

El presidente del Gobierno de la Ciudad, Eduardo de Castro, y la consejera de Cultura, Elena Fernández Treviño, posaron este martes frente a una pared desconchada, agujereada y tercermundista sobre la que se ha colocado una placa en memoria de la empresaria gitana Dolores Carmona.

Cambiar el nombre de una calle dedicada al Comandante Haya, piloto de Franco, y consagrarla a una mujer, emprendedora y además gitana es algo que no se hace todos los días en nuestro país.

El gesto rompe con la tradición de rendir honores sólo a figuras de la talla de Lola Flores o Camarón. Aquí hemos puesto los pies en la tierra y hemos tomado una decisión acertada, que merecía un mínimo de cuidado estético.

La consejera de Cultura, Fernández Treviño, se disculpó este mismo martes a través de las redes sociales y compartió la foto que le pasaron a ella del lugar donde se había puesto la placa y hay que reconocer que no tiene nada que ver con la sensación amarga que nos deja el hecho de comprobar que honramos a nuestra Dolores Carmona con una calle con mucha solera en el callejero, en la intersección con García Margallo, pero con muy mala imagen en las distancias cortas.

Todos los gobiernos tienen un departamento de Protocolo, con personal eventual y altamente cualificado que se dedica a pensar, organizar y montar este tipo de actos. Estos profesionales, junto con los periodistas del Departamento de Comunicación, son los encargados de pasarse con antelación por el sitio donde se va a celebrar el acto para ajustar lo que haya que ajustar de manera que la imagen de sus jefes salga reforzada tras la intervención, presentación o celebración programada.

Si esa pared estaba hecha una trinchera de Afganistán, debieron avisar antes y buscar alternativas que no empañaran un gesto probablemente único en este país. Imagínense que esta foto salta a los medios nacionales. ¿Qué pensarán en Madrid de Melilla? Pues eso.

Ya la consejera Fernández Treviño ha dicho que cambiará la placa de lugar, pero vuelvo y repito, esto no es responsabilidad suya sino de un departamento que si existe, no está haciendo bien su trabajo.

Es el segundo gran error cometido en menos de dos semanas por el Protocolo de la Ciudad Autónoma. No olvidemos que el presidente de la Ciudad atribuyó a un error protocolario el veto a los diputados de la Asamblea en la ofrenda de flores a Pedro de Estopiñán, organizada al aire libre en el Día de Melilla. Mucho me temo que están en racha y como dice Rajoy, no hay dos sin tres. ¿Qué más tenemos que ver?

De qué nos sirve tomar una decisión justa y valiente si luego descuidamos el marco de la foto en la que inmortalizamos ese momento. Cambiemos lo que cambiemos, esa foto queda para la posteridad.

Si no somos los primeros, seguramente somos de los primeros en hacer cumplir la Ley de Memoria Histórica a la vez que reconocemos el trabajo de una mujer que con casi total certeza se enfrentó a todo tipo de barreras hasta lograr lo que muy pocos logran: ser profetas en su tierra.

Siempre he defendido que la zona del Rastro y del Polígono necesita que le demos el valor que tiene estar enclavados en el centro de Melilla. Llegará el día en que la calle Dolores Carmona, sea una de las más bonitas y cuidadas de la ciudad. Esa debe ser nuestra meta, pero mientras llega, coincido con la consejera en que es mejor cambiar la placa no la calle sino de la esquina. Por respeto a la memoria de la homenajeada.

Es difícil mirar a la pared donde hoy está esa placa y no reparar en la dejadez que transmite. ¿Qué habría costado mandar a un albañil a adecentar la zona con cuatro ladrillos y un poco de cemento?

Yo me imagino que la familia del Comandante Haya, que ya ha denunciado la retirada de una placa en Madrid y el nombre del hospital en Málaga, se lo pensará antes de meterse en un litigio con el Gobierno de Melilla por una calle que perfectamente podría estar en las zonas bombardeadas de Siria.

La rápida respuesta de la consejera Treviño nos tranquiliza. Bueno, al menos hay alguien que no sólo se disculpa sino que, además, toma medidas urgentes para corregir lo que no quedó como tenía que quedar.

Vuelvo y repito, es un honor que seamos de los pocos puntos de España que reconoce la labor de una mujer, empresaria y gitana y que, de paso, cumple con la Ley de Memoria Histórica que existe, que está ahí desde que José Luis Rodríguez Zapatero la aprobó en 2007 y que no fue derogada por Rajoy.

No sabemos qué pasará cuando Pablo Casado llegue, si llega a Moncloa. Sabemos que ha prometido que la sustituirá por una Ley de Concordia, pero primero tendrá que ganar las elecciones y en política, dos años son una eternidad.

Y hay que contar con que una vez en el poder, hay promesas que no se cumplen. Aquí en Melilla damos de fe de ello.

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