Categorías: Sociedad

“Melilla es la gran desconocida, no tiene que ver con lo que la gente se imagina”

Enrique Castaño, hermano del fallecido aviador Tomás Castaño, hijo adoptivo de  la ciudad, fue recibido en la mañana de ayer en el Salón Dorado del Palacio de la Asamblea por la vicepresidenta primera de esta institución, Cristina Rivas. Llegó desde Guadalajara, y en esta ocasión vino acompañado de su esposa y otros cinco matrimonios. “Todos son de Guadalajara y me acompañan para conocer Melilla, mi  gran ciudad”, apuntó. “Hasta el momento, lo poco que han visto, les ha encantado”, afirmó.

No hay que conocer a Castaño personalmente para saber que lo que siente por Melilla es idolatría. Cuenta que el grupo empezó a organizar este viaje hace ocho meses y durante los preparativos, no paraba de compartir recuerdos y mostrarles imágenes de la ciudad autónoma. “Les he bombardeado con fotos y vídeos, no he dejado de vender Melilla, aunque Melilla se vende sola”, sostuvo.
Llevaba sin pisar su tierra desde el año 2014, cuando asistió al  homenaje que la ciudad rindió a su hermano, con una estatua en la Plaza de la Aviación Española.

Visitas
Como guía autóctono es el responsable de enseñar a sus compañeros de viaje los mejores rincones de la ciudad. Tienen previsto visitar Melilla la Vieja, las Cuevas del Conventico y conocer los maravillosos edificios modernistas. “Hay que recordar que Melilla es la segunda ciudad de España, después de Barcelona, en edificios de estilo modernista y art decó”, dijo. Además, con este viaje pretende romper la imagen que muchos tienen de la ciudad, y que bajo su punto de vista, no corresponde con la realidad. “Todo el mundo piensa que es una ciudad ubicada en el desierto y una vez que se encuentran en Melilla se dan cuenta de que no tiene nada que ver con lo que imaginaban. La ciudad de Melilla es la gran desconocida”.
Castaño nació en 1948 y estudió en el colegio La Salle. “Entré en parvulitos y salí con 17 años”.  Cuando recuerda su infancia fuera del ámbito académico, le viene a la cabeza el nombre de una vía: calle Plus Ultra. “Vivía en calle Isabel la Católica y justo detrás se encontraba la calle Plus Ultra, sin edificios, lo que nos permitía jugar al fútbol. Otro de sus lugares favoritos era “la Federación Melillense de Hípica”. Ha pasado mucho tiempo desde entonces, pero hoy, seis décadas después, sigue disfrutando de la ciudad como un niño.

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