Akalay Nasser utiliza la visión de nueve melillenses para describir la ciudadanía plural de la que presume la ciudad l Destaca que la educación es la mejor forma de luchar contra los radicalismos
Es un defensor a ultranza de Melilla. No nació aquí ni se crió en esta tierra, pero la paz de la ciudad le ha conquistado. Mostafá Akalay Nasser siempre ha estado vinculado a Melilla, pero tras la publicación de su último estudio, esta relación quedará por escrito. Ha estado durante meses analizando la ciudadanía plural. Se trata de un término para describir a la sociedad melillense, es decir, a la convivencia y mezcolanza de culturas, etnias y religiones en un mismo punto geográfico. En este estudio ha dado voz a personas que viven en Melilla y que experimentan la interculturalidad, que es como le gusta definir la relación que hay entre los ciudadanos de esta tierra. Nueve entrevistas a diferentes personajes de Melilla le han dado una visión de lo que significa estar en la ciudad, pasear por sus calles, comer en sus bares y charlar con los vecinos. Tanto su estudio como las declaraciones de estas personas están recogidas en ‘Ciudadanía plural y mezcla de culturas en Melilla en la era de la globalización”, que se presentará mañana a las 20:00 horas en la UNED.
“Melilla es el último baluarte o reducto de ciudad intercultural en el Mediterráneo”. Así lo asegura Akalay Nasser a El Faro. Este doctor en Historia del Arte por la UGR y urbanista por varias universidades francesas destaca que la ciudad es plural. Se trata de una población que convive en espacios públicos donde hay una diversidad religiosa, cultural y étnica.
Akalay Nasser resalta que en Melilla hay “microsociedades” que se relacionan entre sí y viven en paz. Estos aspectos son los que han perdido con el paso del tiempo otras ciudades mediterráneas. Este experto urbanista señala cómo Melilla es una imagen de lo que fue la antigua Tánger, ciudad donde pasó gran parte de su infancia. Indica que la convivencia entre judíos, musulmanes y cristianos en aquella ciudad marroquí era la misma que hoy en día se puede ver en Melilla.
Uno de los ejemplos que le ha ayudado a conocer la paz real que hay entre comunidades es el matrimonio de una musulmana con un gitano. Akalay Nasser asegura que una vez que se superan los temas religiosos, el amor no encuentra límites. “El amor no entiende de ideales, es puro sentimiento”, apunta.
No está alejada
Para Akalay Nasser el hecho de que la ciudad esté lejos de Europa no implica que Melilla esté aislada y que eso haya facilitado que conserve la convivencia entre las culturas. Más bien al contrario, el experto urbanista asegura que hay muy buenos transportes entre Melilla y la península y por lo tanto, “está bien comunicada”.
En su estudio hace referencia a la globalización. Afirma que ha llegado a Melilla este fenómeno, como a otras partes del planeta, pero que eso no implica que vaya a ‘dañar’ a las diferentes culturas.
Donde se puede comprobar que la globalización está en la ciudad es en los jóvenes. Akalay Nasser destaca que son hijos del ordenador. Explica que cuando conversa con los alumnos de la UNED, institución a la que acude con frecuencia, se da cuenta de que los jóvenes estudiantes comparten ideas, carreras y sueños, sin importar su religión o procedencia cultural.
Este experto no cree que los jóvenes de Melilla puedan romper la interculturalidad de la que presume la ciudad. Asegura que se trata de una generación muy preparada, con estudios y gran capacidad para analizar sus vidas y ver que en la mezcla está riqueza. Eso sí, reconoce que la ciudadanía hay que ejercerla, es decir, los melillenes deben implicarse en el desarrollo de la ciudad.
La marginación
Uno de los problemas que provoca la desaparición de la ciudadanía plural es el radicalismo religioso. Akalay Nasser destaca que la precariedad, la exclusión social y la ignorancia son los caldos de cultivo para los radicalismo. La creación de empleo, la implicación en la política local y el desarrollo de determinadas zonas de las ciudades para su inclusión social son claves para luchar contra las revueltas que buscan imponer una cultura o religión sobre otra.
Para evitar que esos radicalismos lleguen a los Distritos IV y V de Melilla sería necesario hacer actuaciones en los barrios potenciando, sobre todo, la educación de los niños y la cultura de los ciudadanos de estas zonas, asevera el experto en urbanismo.
Vinculación con Melilla
Cuando le preguntan por qué escogió Melilla para hacer este estudio sobre interculturalidad, Akalay Nasser explica que fue porque siempre estuvo vinculado a Melilla. Su abuela le decía, cuando vivían en Tánger, que hablaba amazigh porque procedía de la zona del Protectorado Español. Y volvió a escuchar hablar de Melilla cuando conoció a Antonio Bravo mientras los dos realizaban una tesis sobre la arquitectura del norte de Marruecos. Su amistad con Bravo y otros melillenses le han traído a Melilla a impartir conferencias o a organizar un ciclo.
El estudio que presentará mañana está editado por el Instituto de las Culturas y la Casa Árabe.