Fue el tercer acto público de la mañana en el que hacía acto de presencia el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda. El lugar, una recóndita calle de la urbanización que hay detrás del instituto Juan Antonio Fernández y el colegio Enrique Soler. Desde ayer una calle de la zona cuenta con nombre propio: doctor Joaquín Lamas Montes.
En este lugar, al que costó llegar a más de uno y de una, se produjo la inauguración de la vía en homenaje a “un melillense de pro”, en palabras del propio presidente autonómico.
Imbroda justificó este nombramiento, porque consideró que es “muy justo” que Melilla rindiera homenaje a este melillense, algo que “se aprobó en Asamblea por unanimidad”, recordó.
En la recién nombrada calle Joaquín Lamas Montes se encontraban familiares y amigos del homenajeado. Tres generaciones distintas se encontraban allí en ese momento. Una circunstancia que el mismo presidente indicó. A pesar del intenso viento, el teloncillo no perdió su vuelo y se pudo hacer el descubrimiento perfectamente.
Antes de que pronunciara unas palabras el hijo de Joaquín Lamas, Juan José Imbroda insistió, en tono jocoso: “A ver si me hacen caso y somos capaces de conseguir ya de una vez que pongan debajo de los nombres (en la placa) el porqué, para que se sepa, y que se ponga el año”. Según manifestó el presidente, en las placas conmemorativas simplemente se indica el nombre de la calle, pero no el motivo por el que se decidió dar ese nombre a la calle y consideró que los motivos de tal nombramiento deberían constar en la placa.
Respecto a este tema, el hijo del doctor fallecido ya hace 30 años, manifestó su acuerdo.
Joaquín (hijo) agradeció el detalle de este homenaje de la ciudad de Melilla en nombre de su presidente, al que dirigió los agradecimientos. La cara de orgullo y emoción, a pesar de llevar gafas de sol, era palpable a simple vista.
Una vida en Melilla
En primer lugar, aseguró entre las risas del resto de familiares que a su padre este nombramiento “le habría horrorizado”, porque era “austero y honesto”, pero que la familia tomó la decisión de iniciar este proceso de reconocimiento al ver que había calles con nombres de médicos y no estaba el de su padre. Lo propusieron a la Asamblea y ayer, por fin, pudieron homenajear a su padre, al abuelo, como la familia quería.
“Nació en Melilla en 1908 y pasó toda su vida en esta ciudad”, dijo. El patriarca fue director de Cruz Roja durante una veintena de años, creó el sistema de transfusión en la localidad y ahí conoció a su esposa. Una historia de vida y amor ligada a su pueblo.
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