“Melilla debe apostar por la gestión del conocimiento como motor de desarrollo”

El presidente de Promesa, José María López Bueno, señala que la ciudad puede competir en sectores como la investigación, la comercialización e incluso los servicios financieros, pues es una ventaja frente a países como Marruecos.

En un momento de crisis como el actual, cualquier medida que adopte la Administración para favorecer la creación de empleo siempre es bienvenida. Y esta es precisamente la razón de ser de un organismo público como Proyecto Melilla (Promesa). Al frente de la entidad se encuentra un economista melillense, doctor en la misma especialidad, quien comentó a El Faro algunos de los aspectos más relevantes de esta institución en Melilla.

-¿Cómo ha evolucionado Promesa en estos años, desde que accediste al cargo?

-Hemos hecho este año el 20 aniversario de la fundación de la entidad. Pese a ello, ha habido una clara evolución. Los objetivos genéricos siempre han sido los de generación de empleo y promoción económica. Buena parte de la carga de trabajo ha sido siempre la gestión de fondos europeos en materia de formación y ayudas empresariales. Pero el enfoque ha cambiado al menos desde que yo accedí a la dirección en el año 2003. Melilla es pequeña y de lo que se trata es de captar inversión foránea. Es lo que hacen todas las comunidades autónomas, atraer empresas. Hemos cambiado algunas cosas que se estaban haciendo y debe ser así en cualquier actividad

-¿Qué balance hace de estos años al frente de Promesa?

-El trabajo que hemos hecho es productivo. Ahora, me hubiera gustado que hubiera ido mucho mejor. Hemos tenido el problema de la crisis económica, que ha trastocado algunos proyectos como el centro de telemarketing. Pero antes de la crisis, hay cosas que no hemos visto, como la colaboración del Gobierno central. Desde la llegada del PSOE al Gobierno central, en el 2004, hemos visto cómo se cerraba la oficina de la SEPI, dedicada a engranar la ciudad en iniciativas a nivel nacional. Además no se ha visto al Estado por ningún lado. Ha habido cuatro años antes de la crisis en los que podrían haberse hecho muchas cosas. A priori, a partir de ahora, si se convocan elecciones y accede el PP al Gobierno, podrían retomarse estos temas, aunque la situación de la economía no es la misma. Melilla, con sus pequeñas dimensiones, con un guiño que haga el Gobierno central, puede suponer un empujón definitivo.

-¿Qué puede hacer el Gobierno central para ayudar a Melilla?

- Puede hacer muchas cosas. De entrada la aprobación de la modificación del aumento de las cuotas patronales. También puede promover pequeñas modificaciones reglamentarias de leyes como la de sociedades para que las empresas se beneficien de las ventajas fiscales de Melilla. Son modificaciones a nivel reglamentario. Solamente con  estos dos cambios ya empiezan a moverse la cosas. Si encima tuviéramos un  Gobierno que promoviera inversiones y promocionara la ciudad y sus ventajas ante las empresas españolas, podrían cambiar muchas cosas. No hace falta hacer mucho para cambiar la situación en una ciudad tan pequeña. Nuestra estructura es comercial y de servicios y los cambios son más rápidos y ágiles.

-¿Cómo se vende Melilla en la península para traer inversión?

-Inicialmente hay desconocimiento y una especie de prevención. Un empresario en el mundo de los negocios no ve Melilla como destino de inversión hasta que ve las ventajas fiscales. Esto pasa en muchos sitios. La idea que se tiene no es muy positiva. Pero hablando de negocios, si le dices a los empresarios que tienen un 50 por ciento de bonificación en el impuesto de sociedades la cosa cambia. Y eso es lo que ocurre. Lo que pasa es que las decisiones empresariales son lentas pues implica cambio en ciertas estructuras administrativas y laborales. Lleva más tiempo y debe ser un trabajo continuo. Cuando se habla de estas ventajas, cambia la percepción, pero hay que ser constante y hace falta un gran apoyo del Gobierno central. No es lo mismo vender sólo que hacerlo con ayuda de la SEPI, pues a los inversores les daría mucha mayor tranquilidad. Esto le pasa a los inversores extranjeros, cuando vienen a España, pues la administración  está detrás.

-¿Qué sectores productivos podrían venir a Melilla?

-Industrias pocas, ya que la gran fábrica del mundo está en China. No creo que tengamos que ir por ahí. Europa está saliendo además de este tipo de sectores productivos. Hay que apostar por la gestión del conocimiento. No podemos competir con  la producción, pero sí en la investigación, la comercialización o los servicios financieros. Los servicios que implican una cierta formación es en lo que tenemos ventaja, porque ni China ni Marruecos lo tienen.

-La Ciudad está apoyando estas medidas...

-Es una muy sabia decisión y por ejemplo, el centro tecnológico puede ser una referencia en la ciudad. Puede ser un polo estratégico, como lo sería la ampliación del puerto.

-Este es un tema polémico, sobre todo en términos de rentabilidad y competitividad.

-Siempre va a haber riesgos. Lo que tenemos que ser es suficientemente buenos para que los servicios que demos sean competitivos y mejores. Pero tenemos la ventaja de estar en la Unión Europea, con todos los parámetros de seguridad jurídica, en una de las zonas con más tráfico mercante del mundo, pero serán los operadores los que deban elegir. Sobre el tema de costes, hasta el año 2008, el ritmo de crecimiento del tráfico de contenedores era mayor a la capacidad de los puertos, luego existía una  demanda. Tenemos la oportunidad de hacer ese puerto y tiene sentido. Estamos en una buena posición.

-¿Podrían captarse inversores para esa ampliación del puerto?

-Si combinas la inversión con  medidas fiscales y apoyo del Estado para establecer empresas, yo creo que es claro. No quiere decir que sea fácil, pero existe un hueco y Melilla podría ocuparlo. Lo que no debemos hacer es esperar una varita mágica.

-Otra apuesta de la Ciudad es la entrada en la Unión Aduanera...

-No es el maná, no hay una única solución. Habrá que hacer muchas cosas y la línea debe  enlazar Melilla con el gran tráfico comercial en occidente. Debemos engranarnos con la estructura de la UE. Hay dos cosas claras en este tema. Cuando España entra en la CEE, cerca del 90 por ciento de los productos que se importaban en Melilla se hacían de otros países extracomunitarios; ahora ocurre lo contrario pues el 90 por ciento de los productos son comunitarios. Por eso ahora no tiene sentido estar fuera de la UE. Además hay problemas de trámites administrativos y burocráticos que son  un coste adicional. Ahora, la clave es saber cómo vamos a entrar y en qué condiciones. Nosotros podemos proponerlas y defenderlas junto al Gobierno central, aunque ahora no parece factible. Creo que con un Gobierno del PP habría que sentarse y discutir esta situación.

-La relación con Marruecos es fuerte y está asentada, ¿hasta que punto podría cambiar?

-La relación es recíproca entre Melilla y Marruecos. No es una dependencia sino una relación comercial y si sigue funcionando es porque a las dos partes les interesa. Ahora bien, eso no quiere decir que no cambie con el paso de los años. Yo creo que para Marruecos es más positivo que España esté en Melilla y Ceuta a que no lo esté. Otra cosa es el discruso político, que no se sostiene. Puesto que esto es así, la relación deberá mantenerse. Los dos socios deben ser lo suficientemente inteligentes para mantener la relación. Si el Gobierno español considera esto una oportunidad puede ser un desarrollo mucho más interesante, en términos de estabilidad. El crecimiento de la población en los alrededores de Melilla sólo tiene esa explicación. Ahora, no debemos dar la espalda a esta situación y los dos países deben mostrar su  inteligencia, para proseguir con el beneficio de la gente.

-Melilla ha tenido siempre un problema, el escaso nivel de desarrollo de la zona cercana. Además, la cooperación española nunca benefició a estas zonas próximas...

-España no es consiciente de que la cooperación en Marruecos debe beneficiar a Melilla, Ceuta y Canarias. Lo cierto es que está volcada en la zona  atlántica. Se podría aprovechar nuestra presencia en el norte de Marruecos, pues es aquí donde se ve mejor a España que en otras zonas de Marruecos. Creo que no hay ninguna estrategia en materia de cooperación por parte del Gobierno español en Marruecos. Hasta el año 2005 el Gobierno español no tenía constancia de los proyectos que se hacían en Marruecos, sólo los de la AECI. A partir de entonces se hizo una primera reunión en Rabat para conocer esta situación. No es razonable que el Gobierno no tenga un plan diseñado y se vaya a zonas donde no se ve bien a España y se deje de lado a otras zonas, como por ejemplo Alhucemas.

-¿Cómo serán las relaciones con Marruecos en los próximos años?

-Yo creo que Marruecos será uno de los países más estables. Tiene que haber cambios reales. El modelo está funcionando bien. No es un país comparable a España, pero sí a países como Turquía. Las relaciones dependerán de cómo quiera el Gobierno español que sean. Hay que afrontar los problemas.

-¿Cómo ve Melilla dentro de unos años?

-Me gustaría que Melilla fuera  un ejemplo internacional de cómo puede una ciudad europea convivir entre dos mundos y ser una ciudad prospera. A día de hoy es así, aunque lo que sale en prensa es la controversia. Podía ser un ejemplo a nivel mundial si empujamos un poco el desarrollo económico para solucionar los problemas de formación y empleo que existen en estos momentos. Creo que en ocho años de Gobierno del PP y una política seria se sentarán las bases del crecimiento económico de Melilla para los próximos años.