El secretario de Estado de Política Territorial, Alfredo González, nos contó en una entrevista concedida a El Faro en marzo de este año que entre los grandes desafíos para la cohesión de España estaba el de garantizar la viabilidad económica de Melilla. Por eso, añadió, el Plan Estratégico Integral del Gobierno central iba a estar finalizado a finales de este verano y saldría acompañado de importantes inversiones.
Pues bien, este 30 de agosto seguimos sin noticias del Plan Estratégico Integral de Melilla que debía estar listo en el plazo de seis meses. La adjudicación de los trabajos a la empresa pública Tragsatec se firmó en noviembre, lo que significa que el plazo legal para entregar la hoja de ruta de las inversiones que necesita esta ciudad acabó en mayo.
Sin embargo, estamos cerrando agosto y no hay noticias de ese Plan Estratégico del Gobierno central que supuestamente iba a complementar al Plan Estratégico aprobado por las autoridades de Melilla, pero que en la práctica lo pisa y lo anula.
Da la impresión de que Madrid no es consciente, probablemente porque no se lo transmiten desde Melilla, de la gravedad de la situación que vive la ciudad.
De ahí que se haya encargado el trabajo a la empresa pública Tragsatec que aunque ha redactado un Plan Estratégico para la provincia León; ha prestado apoyo técnico a la elaboración del Plan Estratégico del nuevo período de programación de desarrollo rural 2021-2027 para la Consejería de Medio Ambiente de Madrid o ha prestado asistencia en la elaboración y tramitación del Plan Estratégico de Patrimonio Natural y Biodiversidad a 2030 para el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, en realidad el de Melilla es el primer encargo que tiene del Ministerio de Política Territorial.
Tragsatec ha colaborado en una docena de planes estratégicos, pero ninguno sobre territorios económicamente asfixiados por un país extranjero, por la escasez de recursos humanos y materiales y la ausencia de industrias. Una cosa es un Plan de Desarrollo Rural y otra cosa, muy distinta, es intentar sacar a Melilla y Ceuta del atolladero en el que están.
Y ni siquiera se puede hacer un paralelismo entre las dos ciudades autónomas porque Ceuta está infinitamente mejor que Melilla. Influye, seguramente, su cercanía a la península y las facilidades de conexión que existen con Algeciras o Málaga. Nosotros somos un mundo aparte que no está lo suficientemente lejos de la península como para que se nos conceda la categoría de región ultraperiférica pese a que el barco tarda cerca de siete horas en ponernos en Málaga y los vuelos se suspenden cada vez que hay nubes bajas.
En una respuesta parlamentaria emitida por el Ejecutivo central a Compromís el pasado 11 de agosto se confirma que Tragsatec se estrena trabajando en el Plan Estratégico de Melilla. Se puede decir más alto, pero no más claro: Nunca ha recibido ningún otro encargo anterior a los Planes Estratégicos de Melilla y Ceuta por parte del Ministerio de Política Territorial. En este sentido, somos la primera muesca en su currículo. Y eso no significa que no puedan hacerlo, pero como ha podido comprobarse, no se han ajustado ni a los tiempos marcados por ley ni a los comprometidos por los políticos.
En Melilla, defienden voces como la del senador emérito Carlos Benet, haría falta no un Plan Estratégico sino recuperar el Plan Básico de Dotaciones que se aprobó en tiempos de Felipe González, en los años 86-87, y que permitió la construcción, entre otros, de 2.000 viviendas públicas e infraestructuras como la Granja Escuela.
Para muchos, la vivienda es el talón de Aquiles de nuestra ciudad y no hay propuestas sólidas sobre el tema, más allá de los pisos que se dijo que se iban a hacer en terrenos del Cuartel de Santiago.
Creo sinceramente que el parque inmobiliario es un lastre para la retención del talento en Melilla. No solo hay poca oferta sino que, además, lo que está en el mercado no seduce ni por su oscuridad, ni por su antigüedad. Tenemos edificios modernistas que se nos caen a pedazos sin que podamos hacer algo para impedirlo.
El año pasado se marcharon al extranjero 800 melillenses y la sangría continúa porque ha calado entre la ciudadanía la idea de que el dinero corre peligro si se invierte aquí y por eso proliferan las colonias de melillenses en pueblos del interior de Málaga como Sierra de Yeguas, donde hay urbanizaciones casi al completo compradas por gente de nuestra ciudad que encuentra casas buenas y baratas e inversiones seguras en esa provincia.
Los melillenses no percibimos la supuesta urgencia con que se toman medidas para rescatarnos. Nos ha llegado mucho dinero este año, de la misma manera que ha llegado mucho dinero a toda España. No hay y si lo hay no se ha vendido bien, un plan de inversiones para paliar la imposibilidad de comerciar con Marruecos.
No notamos que a día de hoy tengamos un tratamiento especial, más allá de las rebajas fiscales que no han conseguido atraer ni a youtubers ni a deportistas de élite. Seguimos siendo la gran desconocida. Y mientras Londres acaba de volver a reconocer a Gibraltar como ciudad británica, nosotros seguimos siendo una apuesta del Gobierno pero solo a nivel de discurso.
Y aquí no se trata de hablar; se trata de hacer. Si quieres algo, tienes que hacer algo para que se note.
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