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Melilla cerró marzo con su máximo histórico en el precio del alquiler por m2

El precio del alquiler supone una de las mayores preocupaciones económicas todos los meses a los melillenses, que ven como en la ciudad los precios se disparan, además de ser uno de los sectores a los que más afectó la inflación y que, por otra parte, sigue afectando.

Según el portal Idealista, el precio de la vivienda en alquiler en Melilla alcanzó su máximo histórico con 9,7 euros por metro cuadrado, lo que quiere decir que, por un piso de 100 metros de superficie, se pagarían 970 euros al mes, lo que supone un gasto muy significativo para los que alquilan en la ciudad.

Este valor se sitúa a la misma altura que el que arroja Andalucía y muy lejos de los precios de los alquileres madrileños y barceloneses, que alcanzan casi los 15 y los 20 euros respectivamente por metro cuadrado y marcan los arrendamientos más altos de todo el país.

El Índice del Precio de la Vivienda en Alquiler (IPVA) calculado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), muestra claramente, en sus últimos datos recogidos que van desde el año 2011 al año 2020, una diferencia de más de 10 puntos entre ambos ejercicios en Melilla.

Pero, ¿qué es este índice de referencia del precio del alquiler? No es otra cosa que la tasa que elabora el Servicio de Estudios Tributarios y Estadísticas de la propia Agencia Tributaria y que sirve para conocer con mayor precisión la situación del mercado de viviendas arrendadas en España.

Este dato se calcula aplicando una fórmula que divide el alquiler total por el índice del año anterior y multiplicado por el mismo índice que se aplica en el día pertinente, por lo que expresa con bastante fiabilidad la variación en el precio de los alquileres en el país.

En comparación con la otra Ciudad Autónoma de España, Ceuta, el valor de este dato se coloca en Melilla ligeramente por debajo, pero apenas se distancian medio punto; mientras que en la plaza ceutí el índice se sitúa en 105,9 puntos, en Melilla alcanza un valor de 105,4 puntos aproximadamente.

Aún así, en las dos localidades se ve la variación más leve de este índice, pues otras como Baleares colocan el IPVA en casi 115 puntos.

De esta forma, tanto Melilla como Ceuta presentan el valor más bajo en esta estadística según los últimos datos recogidos por el INE, que corresponden a 2020 y presenta una diferencia de casi 10 puntos con las comunidades en las que más ha variado y que, por ello, tienen su parque inmobiliario de alquiler mucho más tensionado.

Lo que sí es cierto es que tanto Melilla como Ceuta son de las pocas regiones españolas en las que este índice no ha hecho más que subir, pues en torno a los años 2015 y 2016 en todas las comunidades se registró una caída en este valor, mientras que en las ciudades autónomas el IPVA no ha parado de crecer en la década que va entre 2011 y 2020.

Mala relación calidad-precio

Además del precio, otra de las quejas mayoritarias que tienen los melillenses del mercado inmobiliario en alquiler de la ciudad es el estado en el que se encuentran muchas de las viviendas que se colocan para arrendar en los distintos barrios.

Esto es algo que afecta mayoritariamente a los más jovenes, que por sus ingresos son los más propensos a vivir pagando una cuota de alquiler cada mes en lugar de una hipoteca.

De esta forma, David, que vino a estudiar a Melilla este curso confiesa que tuvo “muchos problemas a la hora de poder encontrar un piso decente en el que instalarse”.

“Llegué a agobiarme mucho, la verdad, veía el día en el que tenía que ir a Melilla para empezar las clases y aún no tenía dónde meterme”, destaca.

En su caso particular, consiguió encontrar un piso en el centro de la ciudad, cerca del parque Hernández, pero asume que “tuvo mucha suerte” porque de no ser porque conocía aquí a otros estudiantes que ya vivían en la ciudad, “lo hubiera tenido muy complicado”.

“Conseguí contactar con unos amigos que tengo en Melilla y ellos me ayudaron, pero, igualmente, el piso no me convence mucho, así que sigo buscando otro que me guste más, mientras, aguantaré en este todo lo que pueda”, dice este joven.

Los edificios residenciales que se encuentran en las calles melillenses más céntricas están muy envejecidos y, al estar llevándose a cabo distintas labores de manutención y reforma por parte de la Ciudad Autónoma, su precio se incrementa y se hacen inasequibles para la gente más joven que viene a Melilla a trabajar o a estudiar.

Antonio, que vino a trabajar hace ya casi un año a la ciudad opina en este sentido. “Yo vivo en un estudio en la calle O’Donnell, en el centro de Melilla, algo que cuando lo digo suena muy bien, pero la verdad es que viendo el tamaño de la casa y su estado, no es algo tan positivo”, comenta.

Además, también señala que, para él, el precio que paga cada mes por estar instalado ahí le parece desorbitado y “no se corresponde para nada con lo que se ofrece”.

“No es normal que se me vaya casi un cuarto del sueldo pagando por este piso y si ya añades algunos cortes de agua sin previo aviso, menos aún, aunque entiendo que ahí ya el casero no puede hacer nada”, remarca Antonio.

Esto va en consonancia con lo que arroja el estudio ‘Experiencia en alquiler en 2022’, publicado por Fotocasa e Infojobs que, en sus resultados, muestra como 8 de cada 10 demandantes de vivienda encuentran en el precio la mayor dificultad a la hora de encontrarla.

Pero no sólo las generaciones más jóvenes opinan sobre el estado del alquiler y sus precios, los más mayores también se sitúan en una posición similar y la mayoría de ellos cree que “se debería hacer algo para regular esta situación” porque de esta forma “es muy difícil que la gente quiera venir a vivir a Melilla”.

Además, achacan este problema con la subida de los precios del alquiler a una falta “alarmante” de oferta.

“Yo creo que hay pocas viviendas, si hubiera más, seguramente bajarían los precios, está claro”, comenta Isabel, que, por otro lado, añade que, teniendo que pagar las cantidades que se piden “es muy complicado que la gente más joven se pueda independizar”.

Esto que dice Isabel puede tener su explicación en que cada vez menos gente consigue negociar los precios de los contratos de arrendamiento; en 2021, un 34% de los que entraron alquilados establecieron negociaciones sobre la cantidad a pagar , mientras que en 2022 esa tasa bajó a un 29%.

Además, menos arrendatarios consiguieron una rebaja en el precio y si en 2021 un 75% de los que negociaron lograron disminuir la cantidad de los pagos, el año pasado ese porcentaje disminuyó hasta situarse en un 69%.

“Aquí yo pago 700 euros, y eso viviendo en un barrio de la periferia, ¿eh?, que llevo ya mucho tiempo viviendo aquí y el alquiler siempre me ha parecido muy caro, la mitad de mi sueldo se va en el alquiler”, dice Iñaki.

Estas opiniones van en el mismo sentido que el estudio publicado por los portales Fotocasa e Infojobs, que señala que el 93% de los demandantes de viviendas considera que los precios son muy elevados, frente al 80% de los arrendadores que opinan de manera similar.

Aún así, el mercado del alquiler, tal y como refleja este mismo estudio, está en alza, ya que en febrero de 2022 un 16% de personas mayores de 18 años hizo alguna acción respecto al arrendamiento de viviendas, mientras que, en los últimos 12 meses, ese índice ha aumentado hasta el 18%.

Estado de las hipotecas

Cada vez más gente vive de alquiler y eso es un hecho que se constata consultando los datos que ofrece el Instituto Nacional de Estadística sobre la constitución de hipotecas en España.

Los últimos registros que ofrece el ente público corresponden a febrero de este año y muestran como, en lo que va de año, se han constituido en todo el país un total de 35.900 hipotecas, lo que supone un 2% menos que en el segundo mes del año anterior y un 4,1% menos que en el mes de enero de 2023.

Lo que sí ha aumentado es el importe medio de estos gravámenes, que situó, este pasado mes de febrero, en 143.400 euros; 700 más de lo que había que pagar en enero y casi 2.000 euros más de lo que se pagaba en febrero de 2022.

Aún así, la cifra que arroja esta última recogida de datos del INE todavía queda lejos de los picos que mostró en los meses de mayo y octubre del pasado año, cuando los importes a pagar ascendieron a 149.300 y 149.700 euros respectivamente.

Esto evidencia también una crecida en la tensión del mercado inmobiliario fuera del alquiler.

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