Opinión

Melilla y el agotamiento de la pandemia

Ha sido dar marcha atrás con el cierre de los interiores de bares, restaurantes y gimnasios y nos desayunamos con que ayer bajaron los casos de contagios de COVID 19 en Melilla a 475 y recortamos en una décima (pero recortamos) la incidencia acumulada en la última semana al pasar de 107,7 a 107,6.

No quiero ser supersticiosa, pero, en mi opinión, se le apareció la Virgen a la súperconsejero Mohamed Mohand, después de saltarse las normas mínimas que se marcaron para todas las autonomías en el Consejo Interterritorial de Sanidad, donde se habló de cerrar el interior de los comercios en los territorios con incidencias acumuladas por encima de 150.

El súperconsejero es verdad que no estuvo muy fino la semana pasada porque en siete días cambió tres veces de criterio. El martes 13 nos cerró el interior de los establecimientos en el BOME; el jueves de esa misma semana hizo algunas puntualizaciones sobre la venta de bebidas alcohólicas en las gasolineras en el Boletín Oficial de Melilla y el viernes 16 de abril cambió de palo para rumba y abrió interiores de bares y gimansios. Alegría. Todos contentos aquí. Sin embargo, en territorios como Andalucía, con menos contagios que nosotros, cerraban a cal y canto.

No sabemos a ciencia cierta qué motivó la marcha atrás del súperconsejero, si el criterio epidemiológico, la inspiración de Ayuso o la encuesta de Electomanía que alertaba de que el PSOE de Melilla sigue en horas bajas.

No sabemos cómo es posible que el martes, el BOME hablara de que estábamos en nivel de riesgo 4 de 4 y el viernes, con peores datos que el martes, ya eso no fuera un problema. Al menos ya no era ‘el problema’.

El caso es que ahora tenemos restricciones menos severas que en otros períodos de la pandemia cuando teníamos números menos malos que los que exhibimos hoy. No me quejo, que conste. Yo estoy a favor de esta apertura porque como puede verse no existe una relación directamente proporcional entre las restricciones severísimas que hemos tenido en Melilla y los datos de contagios. Pero no niego que me gustaría conocer el motivo que hizo al súperconsejero cambiar de criterio.

Vamos a tener fe en que estos buenos datos se mantendrán en el tiempo, especialmente ahora que la Ciudad ha optado por recortar el toque de queda y levantarlo a las 5.00 am en lugar de hacerlo, como se hacía hasta este lunes, a las 6.00 am.

La medida es totalmente legal porque el decreto de alarma del pasado 25 de octubre, del Gobierno central contempla en su artículo 5 que la autoridad competente en las autonomías puede decretar el recogimiento nocturno entre las diez y las doce de la noche (nosotros somos muy apretados y cerramos a las diez) y el fin del toque de queda entre las 5:00 am y las 7:00 am.

Aquí se venía acabando a las 6:00 am, pero a petición de la Comisión Islámica, la Ciudad decidió abrir esta semana a las cinco de la madrugada para que las mezquitas puedan recibir a las pocas personas (entre 5 y 10 por templo) que, por tradición, acuden religiosamente al rezo del Al Fajr durante el Ramadán.

En un principio, se barajó la posibilidad de mantener el horario a las 6:00 am, añadiendo a la norma una excepción para este caso en particular, pero luego se creyó, con buen criterio, que no es justo hacer excepciones y que se puede abrir a las 5:00 am porque es perfectamente legal y se mantiene dentro de la franja horaria marcada desde el Ejecutivo central.

Tenemos que reconocer que en Navidades nos relajamos un poquito, así que es perfectamente entendible que se haga algo parecido en Ramadán. Lo entendemos todos, cristianos, judíos, hindúes o musulmanes. Ese no es el problema.

Nuestro problema ahora es pensar qué pasará en 15 días cuando los contagios de hoy salgan en las PCR. Por eso es tan importante apelar a la prudencia de todos. No podemos bajar la guardia.

Sé perfectamente que todos estamos agotados con tantas restricciones y tantas mascarillas y las vacunas que no llegan como deberían. Ese cansancio nos lleva a perder la percepción del peligro y es ahí cuando se desata el coronavirus. No podemos darnos ese lujo. No podemos seguir perdiendo amigos, familiares o vecinos. No podemos seguir enterrando melillenses. Señores, llevamos 88 muertos. Ochenta y ocho familias lloran a los suyos. Por favor, prudencia.

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