Melilla pierde a una persona solidaria y entrañable. Le toca decir adiós a un hombre que ha luchado para que miles de familias puedan tener algo de comida en sus despensas durante todo el año para combatir el hambre. Él decía que era una simple ayuda, pero la realidad es que muchos melillenses han subsistido gracias a que se empeñó en impulsar con el Banco de Alimentos en Melilla y en hacer decenas de campañas para contar con productos en el almacén. Juan Paredes Casado, el padre, líder y presidente de esta entidad falleció ayer.
La institución que dirigía escribió una líneas en las que aseguraba que desde la fundación del Banco de Alimentos en 2006 este hombre “había trabajado y luchado contra la desigualdad social, mostrando especial interés por la inclusión y la sostenibilidad”.
La familia ha comunicado que van a trasladar el cuerpo hasta Águilas, en Murcia. No obstante, se celebrará en Melilla una misa en su recuerdo el jueves. Será en la iglesia de San Agustín sobre las 19:30 horas.
Los días en el Banco de Alimentos, contaba Paredes, eran duros porque siempre había que solicitar ayudas a otras entidades para que enviaran palés con productos. En Melilla no hay ninguna fábrica con excedentes de dónde sacarlos. Pero se las apañaba para obtener generosas donaciones y combinar esos alimentos con los que llegaban de la Unión Europea, que siempre venían tarde y, en algunas ocasiones, no en suficiente cantidad para los usuarios.
Uno de sus mayores logros fue cambiar de sede e ir a una nave más grande en el Polígono Sepes. Durante años solicitó la ayuda para poder optar a un almacén más grande que el que tenía en Las Palmeras y lo consiguió. Aún tenía un sueño más: contar con neveras para recibir productos que Melilla no podía traer por la falta de un espacio de almacenamiento frío.
Nunca alardeaba de su propio trabajo, aunque siempre estaba calculando cuántos alimentos necesitaba, y siempre aseguraba que sin la labor de los voluntarios esta entidad no saldría adelante.