Guillermo Merino señala que es una tarea que se lleva a cabo de manera anual para retirar las capas de lodo y fango que se forman en el fondo a causa del viento.
La Consejería de Medio Ambiente explicó en la jornada de ayer que la desecación que se ha practicado en los lagos del Parque Forestal Juan Carlos I tiene como principal motivo la limpieza de su fondo. Así pues, el 'número dos' de esta área del Gobierno local, Guillermo Merino, señaló a El Faro que en ningún caso existe abandono de esa zona verde, sino todo lo contrario.
Así pues, el viceconsejero recalcó que el parque está dotado con el personal suficiente para hacerse cargo, tanto de sus infraestructuras como del mantenimiento y cuidado de la flora del lugar. No obstante, reseñó que, aunque no sea estéticamente bueno para la zona, se han tenido que vaciar los lagos para su limpieza integral.
En este sentido, subrayó que el Parque Forestal está orientado hacia poniente, por lo que es castigado frecuentemente por temporales de viento, lo que provoca que se depositen en las dos grandes superficies de agua que tiene (el lago del géiser y el de la cascada) elevadas cantidades de tierra, que con el que paso del tiempo acaban trasformándose en lodo y solidificándose.
Por ello, la Consejería procede a su vaciado y limpieza cada vez que los técnicos lo consideran oportuno, lo cual es una vez al año, según señaló Merino. Asimismo, indicó que es un proceso lento y complicado de llevar a cabo, y que además requiere la participación de una decena de operarios de Medio Ambiente. No en vano, destacó que en 2011 se instaló una solería en el fondo para poder limpiarlo con mayor facilidad.
El primer paso en este arduo proceso es decidir cuál de los dos lagos es más urgente desecar, pues ambos están conectados por varias acequias cuyo flujo hay que cortar. Así, mientras se limpia uno, el otro continúa con agua. Este método también permite que se trasladen todas las carpas de uno a otro lugar mientras se realizan las tareas de mantenimiento.
En este punto, el viceconsejero explicó que son “cientos” los ejemplares de esta especie los que actualmente habitan en los lagos del Parque Juan Carlos I, así como que cada uno de ellos tiene un tamaño aproximado de 30 centímetros y un peso de 1,5 kilogramos. Su traslado de una zona a otra lleva dos días de trabajo, pues la operación se realiza de manera manual y tratando los ejemplares uno a uno.
“Es cierto que algunas mueren en el proceso, pero el número es muy bajo”, explicó el viceconsejero, “no supone ningún atentado contra el medio ambiente, ni viene a significar que el parque esté abandonado. Se pone especial esmero en tratar adecuadamente a estos animales para que no sufran daño alguno”, aseveró.
Del mismo modo, explicó que el grosor de la capa de lodo provoca que tengan menos espacio y se vean obligadas a nadar más cerca de la superficie, lo que las convierte en presa fácil para las gaviotas y otras aves similares que hay por la zona. “En ese aspecto poco podemos hacer, se trata de un ciclo totalmente natural”, señaló Merino.
Primero el ‘géiser’ y en segundo lugar la ‘cascada’.
A día de hoy se están llevando a cabo las tareas de mantenimiento y limpieza del lago más amplio del parque, el del géiser, como popularmente se conoce. El proceso comenzó el pasado viernes, según explicó el viceconsejero de Medio Ambiente, y se extenderá durante algunos días más, pues subrayó que además del fondo también es necesario retirar las capas de lodo incrustadas en las rocas de las acequias, lo cual supone “un trabajo lento y muy complejo”.
Cuando finalice la limpieza de éste lago, se realizará el proceso contrario; es decir, se vaciará el de menor tamaño, conocido por su cascada artificial, mientras el grande permanece lleno y con todas las carpas.
En todo este proceso, además de proceder a la retirada del fango formado por la tierra y el agua, los operarios de Medio Ambiente también procederán a examinar los vasos de los lagos, por si hubiera alguna fuga o rotura.
En definitiva, el viceconsejero concedió que la imagen que ofrece el parque a día de hoy no es la mejor desde el punto de vista estético, pero subrayó la necesidad de llevar a cabo estas tareas para mantener de manera correcta esta zona verde de la ciudad autónoma.
Cuando haya concluido la limpieza de los lagos, los melillenses podrán volver a disfrutar del Parque Forestal en todo su esplendor. Las tares no deberían llevar más de una semana a partir de hoy, según señaló Merino, aunque insistió en que la labor es complicado y, por ende, difícil establecer una fecha concreta para su realización.
“Se pone especial cuidado en el buen aspecto de este parque, porque se ha convertido en una zona muy frecuentada por los melillenses, hasta el punto de que es uno de los paseos más carismáticos de Melilla a día de hoy”, aseveró el viceconsejero de Medio Ambiente.