Medidas urgentes

Aunque la situación parece haberse calmado y ya no se están produciendo disturbios de importancia en algunos barrios de la ciudad donde la semana pasada se vivieron momentos de alta tensión, el servicio de autobuses continúa interrumpido en dos líneas: la número 5, que cubre la ruta entre la plaza Torres Quevedo y Cabrerizas, y la 6, con salida en la misma plaza y llegada en Mariguari.

La Cooperativa Ómnibus de Autobuses (COA), decidió el pasado viernes suspender de forma indefinida ambas rutas después de que dos autobuses fueran apedreados. El primero de estos sucesos ocurrió el pasado miércoles en Tiro Nacional, cuando un bus que se dirigía a Cabrerizas fue objeto de ataque. Dos días después, cerca de Las Palmeras, otro vehículo acababa con sus lunas rotas a causa de las pedradas recibidas.
Aunque en ninguno de los dos casos hubo que lamentar heridos, los ataques reflejan la tensión en la que trabajan los conductores de la COA, tanta que la cooperativa ha preferido interrumpir las líneas afectadas por los ataques hasta que se les dé garantías de que podrán prestar el servicio sin riesgos.
En este sentido, cobra una importancia esencial la reunión que esta mañana mantendrán representantes de la COA con el consejero de Seguridad Ciudadana, Isidoro González.
Fuentes de la cooperativa consultadas por El Faro expresaron su confianza en que el encuentro con el consejero traiga una solución al problema. Asimismo, aprovecharán el diálogo con González para plantearle otras preocupaciones que afectan al servicio de autobuses.
Y una de las más graves es la acción de coches que transportan pasajeros sin disponer de licencia para ello. Los llamados taxistas pirata.
Según la COA, en Melilla hay entre 150 y 200 vehículos cuyos conductores llevan a cabo esta competencia desleal al servicio público de transporte. Tanto la cooperativa de autobuses como los taxistas con licencia llevan largo  tiempo denunciando la actividad de los piratas.
Ahora queda en manos de la Ciudad estudiar qué acciones emprender para poner fin o, al menos, reducir el impacto de los taxis ilegales. Tanto este asunto como el de la seguridad de la COA requieren medidas urgentes que no deben hacerse esperar.