Por cuarta jornada consecutiva, Melilla ha registrado un descenso en los casos de coronavirus. Por desgracia, tres personas fallecieron en 24 horas a causa del virus y aún son más de 1.000 los casos activos en la ciudad. Todavía es temprano para lanzar las campanas al vuelo y asegurar que se está doblegando la curva de contagios pero parece que las medidas impuestas están dando resultados positivos y que el sistema sanitario está soportando un presión un poco menor. La pregunta que ahora nos asalta es porqué no se implementaron antes las restricciones que ahora están funcionando.
Durante los meses posteriores a la desescalada se ignoró el riesgo real al aún estabamos expuestos, los datos así lo demuestran, y esa imprevisión desembocó en que Melilla se convirtiera en el territorio con los peores datos de todo el país. Mientras las cifras de contagiados seguían subiendo, el inmovilismo de las administraciones fue absoluto. No se tomo ninguna decisión que sirviera de freno a la expansión del virus y este continuó campando a sus anchas. El resultado ya es conocido, decenas de fallecidos y más casos activos que durante los meses del estado de alarma. La falta de unas medidas contundentes en su momento son la principal causa por la que nos encontremos en la situación actual, con la salud de muchos en riesgo y la economía de muchas empresas cerca del colapso. Un situación a la que no deberíamos haber llegado.