“La medicina de urgencia es actuar en segundos: me hace sentir viva”

Rachida Hamed fue una de las impulsoras del 061. Junto a otros compañeros crearon este servicio hace unos 20 años.

–¿Por qué decidió ser médico?

–Si le digo la verdad cuando era niña lo primero que quería ser era azafata, pero era más bien porque las veía con el conjunto tan correctas que me llama mucho la atención. Pero a medida que iba creciendo me daba cuenta que me tiraba la medicina. Siempre he querido ser médico y si ahora mismo volviera a estudiar volvería a ser médico.

–¿Se imaginó alguna vez ejercer la medicina en la calle en las urgencias?

– Bueno en realidad tenía ganas de hacer una especialidad, pero por motivos personales y familiares no pude hacerlo. Entonces empecé a trabajar donde me llamaban. He hecho de todo, como nos pasa a todos al principio cuando empiezas a trabajar. Estuve en consulta de médico de familia, de pediatría y también en el servicio de Urgencias del Hospital. También estuve en la Casa de Socorro cuando inicié de mi carrera. He pasado por todos los servicios.

–¿Cómo llegó al 061?

–Pues porque la urgencias me gustan. El horario también me permitía hacer cosas por la mañana porque, como trabajamos por turnos, tenemos días libres. Podía vivir y al mismo tiempo trabajar. Pero más que por el horario es por el tipo de medicina que se hace aquí. La medicina de urgencia es algo que tienes que actuar ahí en cuestión de segundos y minutos y te sube la adrenalina y me hace sentir viva. Yo no cambiaría las urgencias, aunque quizá con los años lo haga. Es una medicina que me gusta mucho. Estoy muy contenta y me gustaría jubilarme aquí. He sido, junto a otros compañeros, los primeros que empezamos con este servicio. Lo hemos parido nosotros. Tuvimos que luchar mucho para poder implantarlo.

–¿Ha tenido que demostrar su valía frente a sus compañeros?

–Yo creo que, como este tipo de medicina es una medicina en la que se trabaja en equipo, aquí nadie tiene que demostrar nada. Aquí, cuando salimos a un servicio, cada uno sabe cuál es su responsabilidad y cada uno está bien formado porque trabajar aquí es cuestión de segundos y debes tener habilidades. Cada uno sabe cuál es su rol y, con la experiencia, casi que se protocoliza la actuación, aunque no haya un protocolo. Cada uno se mete en el campo que le corresponde y actúa.

–¿Se habla de conciliación con los compañeros que son hombres?

–Si me hablas a nivel personal, creo que dentro de una familia el padre sabe lo que tiene que hacer igual que la madre. Es un complemento uno del otro. Siempre lo he pensado así. Yo me he criado en un ambiente así. Considero que el hombre es un compañero y no tengo que demostrar nada a nadie. Yo tengo que demostrarme a mí misma como persona si soy buena madre o médico. Tengo que convencerme a mí misma y no convencer a nadie más. Una persona cuando es profesional sabe a lo que se enfrenta. Y tiene que amar lo que hace. Me imagino que no todo trabajador, por desgracia, quiere su trabajo. No todos tenemos la misma suerte de trabajar en lo que queremos. Pero el que trabaja en lo que quiere es que tiene que disfrutar con ello. Yo creo que no tengo que demostrar nada a nadie. Tengo que demostrarme a mí si me tengo realizada con lo que hago. Y yo me siento muy realizada.

–¿Se siente un referente?

–Yo creo que hay muchas mujeres que han hecho cosas más importante en la vida que yo. Pero también es verdad que yo tengo la idea de que aquí la mujer no es importante porque tenga un cargo importante, sino que todos los que formamos parte de algún servicio son importantes. Por ejemplo, en mi profesión, en un hospital es tan importante un celador como un especialista. En la ambulancia, es importante hasta el usuario que llama porque si nos da bien la información hace el 50% del trabajo. Yo creo que todos somos importantes. Creo mucho en la libertad de actuar y en el esfuerzo. Si realizas algo y lo haces con esfuerzo, da valor a lo que hace. Luego no hace falta que nadie te premie. No necesito que nadie me premie si hago las cosas bien. Yo me voy a mi casa tranquilamente a dormir con la conciencia tranquila. Para mí, eso ya es el premio.

–¿Cuál es el papel de la mujer en la sociedad actual?

–Parto de una forma de pensar en la que yo no considero que tiene que haber diferencia. No es el físico lo que en realidad nos hace, sino más bien la inteligencia y también los valores que puede tener una persona. La mujer debe tener un papel importante sí, pero tiene que ir acompañado con el papel del hombre y viceversa. Es verdad que hay sociedades donde no está reconocida la figura de la mujer, pero el trabajo del día a día y con el tiempo se va demostrando más su valor.

–¿Recuerda alguno de los momentos más duros que hayas vivido?

–De los momentos duros no creo que debo hablar porque esos momentos me han dado fuerza para seguir luchando. Siempre pienso que lo que te dan fácilmente no lo valoras. Lo malo lo tomo como algo positivo. Algo duro es algo positivo porque te obliga a trabajar, a estar a ir y a luchar. Te obliga a contar con los que están alrededor. Aquí como siempre he dicho se trabaja en equipo. Y esta idea siempre la tengo el trabajo. Me da igual que sea en mi profesión o en mi casa porque si en mi casa no se trabaja en equipo y cada uno no tiene una responsabilidad, pues no funciona.

–¿Algún momento bueno?

–Momentos bonitos sí. Asistir a los partos extrahospitalarios. Lo mismo que te duele cuando la vida se va, te alegra cuando te toca un parto. Es que es uno de los momentos más bonitos. También cuando ha habido alguna patología grave y sabes que has hecho lo posible por esa persona.