El secretario general del PSME en los últimos ocho años, Dionisio Muñoz, se despide de la militancia en esta entrevista no sin hacer un balance de su gestión sin tabús y con una lectura final eminentemente positiva.
Al filo de los 50 años, Dionisio Muñoz deja la Secretaría General del PSOE de Melilla tras ocho años de trabajo en los que reconoce que los resultados no han acompañado al esfuerzo realizado. No obstante, piensa que en política también hay que intentar “divertirse”. Además, confía en que el proyecto socialista para 2015 recupere la confianza de los ciudadanos. Muñoz analiza en esta entrevista lo que han sido estos años en el PSME, mientras que la militancia comienza hoy su duodécimo cónclave melillense.
–A los candidatos Amin Azmani y Gregorio Escobar les pregunté qué les motivó para presentarse a la Secretaría General del PSME, ¿cuál fue su motivación para postularse para este puesto?
–En el año 2000 yo intenté con un equipo de compañeros y compañeras liderar el PSME y concurrimos cuatro candidatos. Perdí la Secretaría General por nueve votos contra Manuel Céspedes. Teníamos claro que después de la década convulsa de los 90, el partido necesitaba recuperar su discurso y su espacio. Estábamos en contra de la participación del PSME en el Gobierno de la Ciudad con el PP, con la UPM y algunos elementos del PIM y el GIL y pensábamos que era un error. Después de la moción de censura a Mustafa Aberchán y la entronización de Juan José Imbroda creíamos que el PSME debió quedarse en la oposición y desde ahí modular la acción del Gobierno. En 2004 volvimos a presentar nuestro proyecto y competí con Pilar Santos. Tuvimos un buen congreso con más de un 70% de participación y comenzamos a reconstruir el proyecto del PSME, fuera del Gobierno del PP, con el Gobierno de España en manos del PSOE y con un horizonte por delante para hacer cosas por la ciudad. Desde ese momento tenía muy claro que teníamos que tener una interlocución directa con el Gobierno de España para cambiar aquellas cosas en las que pensábamos que no funcionaba. Creo que hemos aprovechado el tiempo.
–¿Por qué decidió no presentarse a la reelección?
–En la política y en democracia existen determinados ítem que hay que evaluar y uno de ellos son los resultados electorales. Se objetiva un trabajo al final por un resultado. Ello no quiere decir que los resultados obtenidos se correspondan con el trabajo y el esfuerzo hecho. Aquí hay que reconocer que de 2004 a 2007 conseguimos cinco diputados, mejoramos el resultado de 2003.
En los últimos años hay que valorar también todo lo que ha ocurrido. La crisis económica, con el consiguiente desgaste del Gobierno central y del PSOE, y el propio pacto con CpM produce unas disfunciones o al menos no produce el resultado que queríamos, que era conseguir que en las elecciones de 2011 concurriéramos con una lista única y con un solo proyecto, son elementos que han influido. Pensamos que sumar CpM y PSOE como en las Generales era lo que Melilla necesitaba para alejar el fantasma del debate identitario y recuperar el debate ideológico y político con mayúsculas. Lamentablemente CpM no lo entendió así cuando llegó el momento de la verdad en 2011. Creo que el tacticismo le pudo a la estrategia y el PP jugó bien sus bazas. La aparición de dos partidos, UPyD y PPL, también absorvió una parte del electorado y todo eso sumado es lo que nos lleva a un resultado, como el que tuvimos, de sólo dos diputados. Y ese resultado hay que afrontarlo. En mi caso, en la misma noche electoral yo tenía muy claro que mi etapa en el partido se había acabado.
–¿Qué le hizo esperar hasta ahora?
–Por la información que tenía, las elecciones generales se iban a adelantar y no era cuestión de salir corriendo y dejar al partido peor de lo que se había quedado en mayo de 2011, sobre todo, anímicamente. Por tanto, aguantamos la posición y en noviembre sacamos un resultado muy digno con casi 7.000 votos y una candidatura fresca, joven y comprometida. Se visualiza que hay un banquillo en el partido para continuar el proyecto socialista, pero está claro que mi liderazgo necesitaba plantarse para darle la oportunidad a los compañeros y compañeras a que se pueda elaborar un nuevo proyecto que de cara al 2015 pueda concurrir con más ilusión y mejores expectativas y perspectivas.
–¿Cuáles han sido los mejores momentos que ha pasado en el partido?
–Lo he dicho muchas veces. En política tenemos que intentar divertirnos porque no puede ser un agobio y pesadumbre. La vida interna del partido ha sido muy rica y lo que hemos conseguido siempre ha sido en clave de ciudad, porque eso es al final lo que le importa a los ciudadanos. Para mí fue muy importante el día en que Rodríguez Zapatero visitó la ciudad porque era una losa que teníamos los socialistas y rompió con la sensación que teníamos de ser ciudadanos de segunda. Costó mucho esfuerzo realizar la visita y propició la del jefe del Estado tiempo después. De hecho, aquel día tuve que entrar por una puerta falsa del Ayuntamiento para poder saludar a Zapatero porque el Gobierno de la Ciudad nos orilló absolutamente y de hecho la oposición no estuvo en el Salón Dorado cuando entró a saludar Rodríguez Zapatero. Lo saludé en un pasillo y fueron momentos importantes.
Luego hay logros que quedan en mi bagage como la construcción del nuevo hospital sobre un terreno que había sido siempre objeto del deseo como la parcela del hospital militar que es casi lo mejor de la ciudad. Lo único que lamento es que, según la información que tengo, la fecha prevista y los presupuestos comprometidos van a retrasarse porque el Gobierno del PP va a recortar los Presupuestos Generales del Estado (PGE).
Otro reto magnífico ha sido Horcas Coloradas. El paseo marítimo ha sido una transformación de la ciudad y la gente lo ha vivido. El delegado del Gobierno de entonces, José Fernández Chacón, hizo ahí un magnífico trabajo, como con el tema del agua. Hasta 2004 era sorprendente que no hubiera agua corriente en las casas durante 24 horas y se comprometió a resolverlo. En dos años se hizo el pantano de las Adelfas, la planta desalinizadora y la desalobradora. Parece una tontería pero hasta 2007 no se consiguió y parece que pasa desapercibido. Y lo mismo con la cuota patronal, la bonificación de los transportes y la mejora de las dietas de desplazamiento sanitarias a Málaga.
–¿Cuáles han sido los peores momentos?
–Han sido muchos, pero no soy muy dado a recordarlos. Estos días cuando me han preguntado, he dicho que, sin duda,un mal momento fue las entradas masivas de inmigrantes de 2005. Uno siempre piensa que todos tienen que ponerse a trabajar en la misma línea y el PP hizo una política partidaria y no en clave de ciudad. Recuerdo que el presidente Imbroda aprovechó la circunstancia para aparecer por toda clase de televisiones y medios de comunicación nacionales e internacionales sólo para criticar al Gobierno de España. El calificativo apropiado sería ‘momentos ingratos’.
En la frontera hemos tenido una serie de problemas que, en la mayoría de los casos, no eran reales sino que eran provocadas por elementos que atendían a otras razones. Yo dije, y sentó muy mal como muchas cosas que he dicho, que los responsables no había que buscarlos muy lejos de los despachos de Presidencia. Chamtri y esa camada de elementos que hay al otro lado están muy conectados con colaboradores directos del presidente Imbroda. Yo creo que en más de una ocasión se ha hasta animado desde círculos del Gobierno local a que se tuviera esta tensión, como ese personaje del Rastro que enviaba al rey de Marruecos cartas desde la ciudad ocupada de Melilla. Este Kaddur que la Ciudad gratificó con dos o tres locales y con millonarias subvenciones. Este elemento era uno de los que actuaba en la frontera para provocar una tensión que perjudicaba a los melillenses.
–¿Qué se queda en el tintero?
–Se quedan muchas cosas. No voy a hacer un repaso a lo que no hemos hecho porque hay que dejarle tarea a los que vienen, pero sí hay algunas cosas que se pueden retomar. A mi juicio hay una fundamental, nos falta que nos creamos que Melilla tiene un futuro y que proyectemos la ciudad de una forma realista. Y no me refiero a hacer un plan estratégico deprisa y corriendo. No me refiero a una ampliación del puerto magnífico y maravilloso, que es mentira, o un PGOU que me recoga todo lo que se ha incumplido anteriormente. ¿Qué queremos para Melilla? Los recursos económicos son cada vez más escasos, vamos a tener que hacer más con menos, es decir, más eficaces y eficientes, vamos a tener que priorizar en función de lo que entendemos que es mejor para la salud de la ciudad. Todos queremos una educación para nuestros hijos, una buena sanidad, que se le atienda en condiciones, quiere seguridad para ejercer sus derechos, para salir a pasear y disfrutar de su ciudad, quiere unos transportes que nos comuniquen con muchos sitios de la península y con precio asequible... En fin, queremos todo eso, pero discrepamos en las formas en que tenemos que llegar a eso. Hay cuestiones que todavía se le puede dar una vuelta y buscar proyectos o iniciativas que mejoren la cohesión social que es el principal déficit que creo que tiene la ciudad.
–¿Se ha sentido siempre respaldado con las decisiones que ha tomado en el seno del partido?
–Lo cierto es que tengo que decir que sí. Yo creo que he sido uno de los secretarios generales que ha contado con más respaldo de la comisión ejecutiva y de la militancia porque la inmesa mayoría de las decisiones que he planteado en los órganos de dirección del partido siempre ha sido apoyadas mayoritariamente. Han sido bien entendidas y atendidas.
–Ambos candidatos insisten en que quieren que el PSME salga del congreso más fortalecido y unido, ¿realmente existe una desunión que ha provocado dos candidaturas?
–El proyecto va a ser uno. La diferencia está en las personas, en la forma de enfocar el partido, las distintas sensibilidades, incluso en los orígenes de cada uno. De cualquier manera son visiones complementarias. Son visiones a partir de una posicion política y cada uno le imprime su sello personal. No hay diferencias en lo fundamental, estará en la forma de gestionar el partido.
–¿Qué cree que puede aportar cada candidato al partido?
–Los dos aportan cosas muy interesantes. Mi posición tiene que ser neutral y tanto uno como otro han trabajado conmigo muy estrechamente y me cuesta trabajo diferenciar uno de otro en clave de compromiso porque son muy comprometidos, con capacidad demostrada. Son de Melilla, la conocen y quieren seguir trabajando y forjar su vida en Melilla. La diferencia, me parece, atiende más a la visión de cómo se debe gestionar el partido que al proyecto colectivo.
–¿Cómo cree que responderá la militancia ante la convocatoria de este congreso?
–Donde se produce siempre una alternativa provoca una mayor participación. Por eso, creo que el simple hecho de que haya dos candidatos hará que vaya más gente, atraída por esa elección que se va a producir entre uno y otro. La democracia le sienta muy bien a todas las instituciones y a nuestro partido le sienta estupendamente. Desde luego, después de haber pasado por el Congreso Federal de Sevilla como el que hemos tenido, en Melilla vamos a hacer lo mismo. Ello demuestra capacidad de regeneración y vitalidad porque hay muchas ganas de recuperar el espacio que creo que nos corresponde por justicia y por derecho.
–¿Qué consejos o advertencias le daría al nuevo secretario general?
–Soy poco dado a dar consejos, pero hay uno que lo digo con carácter general. Quien asuma una responsabilidad tan importante como la Secretaría General del PSME que la intuición le pueda a la razón.
–¿Le deja una buena herencia a su sustituto?
–Tendrán que valorarlo ellos en su momento. Hay un esqueleto político muy consistente, con posiciones muy bien fijadas y argumentadas que están a disposición del equipo que llegue. Insistio, Gregorio y Amin son personas que en estos ocho años al frente del partido no han estado más allá de un metro de mí. No puede haber tantas diferencias porque hemos trabajado en el mismo equipo.
–¿Cuando termine la legislatura y se retirará de la política?
–No me voy a retirar en mi vida porque son 26 años dedicándome a lo que creo . No voy a retirarme de la política porque no me voy a retirar de Melilla. Voy a seguir dedicado en cada momento en la posición que me toque. Me dedicaré a la gestión de la Asamblea que me gusta y porque creo que al Gobierno hay que controlarlo de cerca porque se le va la pinza con la mayoría absoluta más de una vez.
–No me gustaría terminar la entrevista sin darle la oportunidad de despedirse de la militancia.
–En estos ocho años cuando uno se retira lo que hay es un amplio capítulo de agradecimientos. Una parte de ellos es para mis compañeros del Ministerio de Educación en Melilla, que han estado ayudándome a atender mis obligaciones políticas. Luego a mi familia, porque cuando el ánimo lo tienes bajo es en ellos donde te refugias, te reencuentras y recuperas fuerzas. Son muchas personas las que contribuyen a que tú puedas hacer tu función de la mejor manera posible. En el partido no he tenido más que apoyo, muchas veces superior al que pensaba. Me voy satisfecho porque el partido ha madurado, ha crecido y creo que estamos mejor que antes, desde el punto de vista orgánico, para afrontar los retos por delante. Lo único que falta es que nuestro trabajo y discurso encuentren una correspondiencia con el sentir mayoritario de los ciudadanos para que vean que el proyecto del PSME es posible y bueno para la ciudad. Para 2015, si lo hacemos bien, podemos recuperar la confianza de una buena parte de los melillenses.
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