Como muchas otras tradiciones, recibir la Primera Comunión cristiana también es transmitida de mayores a pequeños. Es así como afloran los sentimientos cuando los padres ven a sus hijos pasar por el mismo momento.
“Cuando la he visto me transporté a mi niñez, me sentí muy orgullosa, me he emocionado mucho”, cuenta a este periódico María Eugenia, madre de una de las niñas que recibió este Sacramento, a las puertas de la iglesia del Sagrado Corazón.
La celebración ha cambiado. De organizar una comida en casa con la familia ha pasado a convertirse en un gran banquete, en la mayoría de los casos, similar a la organización de una boda. “Ha cambiado mucho. La mía fue con una tarta y cuatro familiares en mi casa. Ahora es por todo lo alto y como si fuera una boda”, comenta al respecto otra de las madres. A esto mismo se refería otro de los amigos que acudió ayer a la iglesia. “En nuestra época lo que nos gustaba era hacer la Comunión. Hoy en día a los niños les entusiasma más la fiesta y los regalos”, relata. En su caso, cuenta que lo celebró en casa con sus amigos y familiares y poco más.
Más caro, misma fe
No solamente en cuanto al banquete, sino que también ha evolucionado en cuanto al llamamiento de personas que acuden a estas celebraciones, así como la indumentaria de los niños y niñas. “Yo iba de hábito, ahora van de novias”, añade. Además, los precios tampoco son los mismos, porque actualmente los trajes “son mucho más caros”. “La celebración es más cara, pero la fe de los niños y sus padres es la misma”, concluye.
En el caso de la primera madre mencionada, María, afirma que ella lo vivió “con muchísima ilusión y con cariño”. “Me acuerdo que la hice más pequeñita, porque fue junto a mi hermano que era mayor. Mis recuerdos son maravillosos”, explica emocionada.
Rocío acudió ayer a la Primera Comunión de una vecina y amiga. Fue, además, con su hijo, Jesús, que se está preparando en catequesis para tomarla el año que viene. Para él, esta misa fue un ensayo más de lo que vivirá cuando llegue su momento.
Un día especial
“Es un día muy especial, sobre todo, para los niños y la familia. Es un día muy cercano”, explica Rocío. Para ella, más que una celebración festiva “como muchos entienden de regalo para los niños”, es un acto “familiar” en el que estos niños se hacen “un poquito más grandes”, incluía después.
“Hay niños a los que evidentemente les pesan mucho más los regalos, la celebración y demás, pero es cierto que desde la catequesis se les inculca que es un momento en el que se hacen más grandes”, explica.
Durante esta catequesis en las que se preparan durante tres años para recibir la Comunión, “vamos a la iglesia a rezar, leemos, ensayamos la misa”, cuenta Jesús. “Las canciones las ensayamos al entrar en la iglesia. Antes teníamos una clase donde las practicábamos”, argumenta.
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