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“Me haría mucha ilusión poder salir simplemente para tomarme un café”

 

Sonia Hernandez sufre electrosensibilidad y sensibilidad química múltiple, dos enfermedades que le impiden desarrollar su vida con normalidad ya que está condenada a vivir aislada.

¿Se imaginan no salir  en un año y medio de casa y que ni si quiera estar encerrados en su cuarto les sirva para sentirse mejor? ¿Que la cabeza les vaya a estallar, que su piel se queme como si estuvieran junto a una hoguera o no parar de vomitar, por el simple hecho de dormir cerca del ascensor? Estos son algunos de los síntomas que una persona con electrosensibilidad y sensibilidad química múltiple sufre a diario.
Para conocer la historia de la protagonista de este reportaje acudimos a su casa sin ningún tipo de aparato que llevara pilas o baterías, por lo que la fotografía que se puede ver en esta página se realizó hace cuatro años y fue cedida por la familia, ya que hacerle una supondría un empeoramiento de todos los dolores que padece esta joven melillense.
“Me haría mucha ilusión poder tomarme un café en una cafetería”, afirmó Sonia Hernández. Esta chica de 36 años que entrevistamos en el balcón acristalado de su casa y que tuvo que cerrar con urgencia cuando una ambulancia pasaba bajo la ventana debido al ruido que produjo. “Me conformaría con salir un poco cada día”, aseguró con una sonrisa sincera.
Su madre María del Carmen y su padre José se sienten muy orgullosos de ella, ya que a pesar de las situación en la que viven, “siempre ofrece su mejor sonrisa” y “nunca se queja de nada”.  

Origen de la enfermedad

Sonia siempre fue sensible al contacto con los productos químicos, como la lejía, el detergente e incluso el suavizante que después de lavar la ropa se queda impregnado en ella. Tampoco podía ponerse ninguna joya de oro ni de otro metal porque su piel reaccionaba al simple contacto con estos elementos, ni utilizar maquillaje o tinte para el pelo. A pesar de ello, Sonia llevó una vida más o menos normal y trabajaba en una tienda de deporte de dependienta como cualquier  joven melillense.
Hace unos tres años se mudó a una nueva casa con sus padres, un precioso piso cerca del estadio Álvarez Claro, amplio y con mucha luminosidad. Pero  lo que debería haber sido una mejora en la calidad de vida de esta chica a acabado siendo un calvario para toda la familia.
Cerca de la casa hay un generador, una de las posibles causas de que la sensibilidad del cuerpo de Sonia haya aumentado hasta límites que no podemos imaginar.
Todo comenzó con vómitos, diarreas, dolores de cabeza y sensación de quemazón, pero ¿por qué su cuerpo reaccionaba de esta manera? Sonia observó que cuando se sentaba frente a la televisión sentía como si se estuviera quemando por todo el cuerpo. También sentía lo mismo al estar junto a una luz, al pasar bajo las farolas o al arrimarse a la cocina, donde siempre hay un gran número de electrodomésticos encendidos.
Así, su cuerpo empezó a reaccionar cada vez de forma más violenta frente a las exposiciones ante los aparatos eléctricos, entre los que se incluyen los relojes de pilas, un teléfono móvil o una videoconsola portátil.

Diagnóstico

Que son imaginaciones suyas o que está loca son algunas de las frases que ha tenido que escuchar Sonia de varios profesionales sanitarios que tras probar con medicamentos, psicólogos y psiquiatras no daban con una explicación a lo que le estaba sucediendo.
Estos momentos fueron muy duros para ella, ya que nadie comprendía lo que le pasaba e incluso se llegó a plantear si realmente estaba loca.Muchos días se ha sentido sola y no ha encontrado el apoyo de nadie a excepción de sus padres, ya que muchos de sus amigos han dejado de visitarla. Por fortuna ahora cuenta con el apoyo de alguno de sus vecinos que están ofreciendo toda su ayuda a la familia.  
Las visitas a los médicos se hacían interminables, hasta que la dermatóloga y experta en enfermedades raras, Concepción Rodríguez Paez, detectó que Sonia tenía sensibilidad química múltiple y que había derivado en otra enfermedad poco común, la electrosensibilidad.

Tratamiento

La única posibilidad de que Sonia deje de sufrir es vivir alejada de todo tipo de electricidad y de los productos químicos, es decir, estar en un campo aislada y comer sólo lo que pueda producir de la forma más natural posible.
Actualmente, en la casa vive con sus padres y sin ningún tipo de aparato eléctrico. Nunca se encienden las luces, se pone una radio o se enciende el calentador, ya que el gas  tiene efectos inmediatos de rechazo para ella.
Sonia duerme en un colchón especial sobre arena y tiene un recipiente con más arena para meter los pies y así eliminar la electricidad estática que genera nuestro propio cuerpo. Tampoco puede encender velas porque no soporta su olor o dar una abrazo a su madre porque también sufre dolores.
Leer e ir a la playa

¿Cómo es su vida? Sonia se ducha con agua fría, sólo come cosas naturales y cuando se encuentra bien pasa la mayor parte del tiempo leyendo libros y haciendo sudokus. Aunque también tiene que tener cuidado con estas actividades, ya que el papel debe ser lo más blanco posible para evitar alergias.
También intenta ir a la playa para estar en contacto con la arena y con el agua del mar que alivian sus dolores durante unas horas. No obstante, al ir en coche es un mal trago, ya que suele ir vomitando todo el camino hasta que llega a la orilla, y está alejada de los vehículos, de sus motores y de sus humos.
Así, son estos momentos cuando su madre aprovecha y pone la lavadora.
Además, no puede ir al hospital y cada vez que se encuentra peor o necesita hacerse pruebas, los enfermeros o médicos tienen que ir hasta su casa.

La familia necesita más comprensión y apoyo económicoHoy en día reciben la comida de Servicios Sociales, ya que esta casa no se puede cocinar o tener refrigerado ningún tipo de alimento. Pero a Sonia sólo le han reconocido un 42% de minusvalía, algo totalmente incomprensible cuando depende por completo de sus padres para cualquier cosa y nunca podrá trabajar, ya que ni si quiera en su habitación está a salvo de sufrir dolor.
La familia a vuelto a solicitar una revisión del expediente y esperan que en algún momento un juez sea capaz de reconocer la dependencia de Sonia, que ni si quiera puede acogerse a la Ley de Dependencia porque puede moverse por sí misma.
Por otro lado, tener una tarjeta de minusválidos les favorecería a la hora de aparcar lo más cerca de la playa.  
Tanto ella como sus padres sólo esperan un poco de comprensión por parte de sus vecinos y amigos.

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