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mbroda pide a la Virgen de la Victoria que dé consuelo a los parados e inmigrantes

l El presidente destacó la importancia de que los melillenses sigan conviviendo en paz y respetando las diferencias culturales. El vicario episcopal pidió a los jóvenes que vuelvan a poner en valorar los sacramentos.

 

El presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, pidió ayer a la Patrona por los inmigrantes que llegan a nuestra ciudad buscando un futuro mejor y por los más de 13.000 parados que hay en Melilla. El presidente acudió, como cada año, a la iglesia de la Purísima, donde junto al resto de miembros del Ejecutivo local, el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, y decenas de melillenses asistió a la misa en honor a la Virgen de la Victoria.
Pasadas las doce de la mañana decenas de personas llegaban hasta la parroquia de El Pueblo en la que a esa hora ya apenas había hueco para nadie más. El vicario episcopal, Roberto Rojo, era el encargado de dirigir la homilía en la que no faltó la música de la Orquesta Sinfónica de la ciudad, que dio más solemnidad, si cabe, a un acto sencillo y emotivo.
Rojo aprovechó el sermón para hacer un llamamiento a la recuperación de la familia cristiana y sus valores. El vicario episcopal pidió a la Virgen de la Victoria para que los jóvenes vuelvan a valorar los sacramentos. “Hay que recuperar ciertas las oraciones en familia que nos unían”, apuntó. Asimismo, aseguró que es necesario mantener la fe a pesar de que los momentos sean complicados y recordó a los melillenses que la Patrona estará siempre esperando sus visitas, tanto cuando necesiten su ayuda, como cuando acudan a la iglesia sólo para compartir un rato de su tiempo con ella.
El vicario destacó la importancia de que en Melilla se sigan respetando las diferentes creencias y que las cuatro religiones que conviven en la ciudad continúen como hasta ahora alimentándose y aprendiendo las unas de las otras.
Asimismo, Rojo también tuvo un recuerdo para todos los vicarios que durante casi cuatro siglos han pasado por nuestra ciudad y que enfrentándose a las dificultades que en el pasado suponía estar tan lejos de la península supieron construir la iglesia que ahora vive en Melilla.
Tras el sermón, fue el momento en el que el presidente de la Ciudad se arrodilló como cada año frente a la Alcaldesa perpetua de Melilla para pedirle por los melillenses. Imbroda aprovechó sus primeras palabras para pedir a la Virgen que ilumine a los políticos locales en su servicio a los ciudadanos. El presidente aseguró frente al altar mayor de la iglesia que el respeto, la tolerancia y la solidaridad en una Melilla unida componen la senda por la que hay que caminar para lograr una ciudad cada día mejor.
El presidente de la Ciudad se refirió a la convivencia entre las distintas culturas como una de las señas de identidad de Melilla, una base sobre la que a su juicio debe sentarse el futuro. Imbroda destacó que es imprescindible que todos los melillenses, independientemente de su credo, sigan respetando y celebrando las fiestas religiosas de cada comunidad. “Hace unas semanas felicitábamos Ramadán, igual que hacemos con las fiestas judías o las hindúes”, apuntó el presidente.
Imbroda tuvo un especial recuerdo para los más desfavorecidos, por los que aseguró que tienen que seguir trabajando cada día con más fuerza tanto él como su Gobierno. Los desempleados y los inmigrantes ilegales también estuvieron en la memoria del máximo dirigente del Ejecutivo local, que pidió a la Virgen que consuele a estas personas en los momentos difíciles que están pasando. Tampoco faltaron palabras para aquéllos que han fallecido durante este año. “Te pido que ampares a todos los que ya no están con nosotros”, aseguró el presidente.
“Ayúdanos a los melillenses para que trabajemos unidos para que esta ciudad sea más justa y reine siempre la paz”, concluyó el máximo dirigente del Gobierno local.
Tras las palabras del presidente, continuó la ceremonia, de casi dos horas de duración. El vicario tuvo un reconocimiento especial para los músicos de la Orquesta Sinfónica y volvió a animar a los melillenses a que caminen en la senda de la fe y recuerden que su Patrona siempre estará ahí cuando la necesiten.
El acto concluyó, como no podía ser de otra forma, con el sonido del himno en honor a la Virgen que unió en una sola voz a todos los asistentes a la misa.

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