Un nuevo estudio de Eurostat confirma algo que se viene denunciando en la ciudad desde todos los estamentos sociales y políticos. Melilla es una de las regiones españolas, y también europeas, donde el riesgo de exclusión social y el índice de pobreza alcanza cotas importantes. Somos la quinta región con el porcentaje más alto, por detrás de Extremadura, Andalucía y Murcia, aunque esta estadística la lidera la ciudad vecina de Ceuta.
Allí como aquí los recursos son escasos, y el resto de datos que llegan desde Europa no hacen nada halagüeño el futuro. Ya a primeros de este mes la misma oficina colocaba a Melilla entre las regiones europeas con más paro –la octava de 277 encuestadas–, siendo la cuarta en desempleo femenino y la décima entre los varones.
Son datos que asustan y que vienen a demostrar que las ayudas europeas de los últimos 25 años no han logrado acercar todo lo necesario a la Ciudad Autónoma a las medias comunitarias.
Nuestra crisis estructural y características singulares, como las de Ceuta, quizá obliguen a tomar otra serie de decisiones, donde las ayudas han de ser permanentes, por encima de datos estadísticos que al final resultan engañosos cuando aparecen otros que los derrotan.
Ahora que se ha iniciado el proceso de negociación para el próximo marco comunitario, apenas queda un año y medio para que sea efectivo, es el momento de insistir en esas demandas que desde Melilla y también desde Ceuta se han planteado en numerosas ocasiones... porque nos estamos jugando el futuro de los próximos siete años.