La banalización de las conductas agresivas es uno de los principales problemas que se destaca cuando se habla del maltrato infantil. Así lo explicó ayer Leticia Mata, directora del servicio telefónico Anar que atiende niños y adolescentes cuando éstos se encuentren en una situación de riesgo, las jornadas sobre maltrato en la infancia organizadas por la Consejería de Bienestar Social. “En el mayor de los casos, las víctimas menores no identifican la violencia”, dijo Mata.
La directora del servicio de asistencia de Anar explicó que si desde pequeños sufren violencia o protagonizan discusiones o desacuerdos acaban “normalizando” la situación. Esta circunstancia, afirmó, lleva a los jóvenes a suponer que la violencia es algo inevitable en las relaciones familiares, hasta el punto de confundir el acoso y las agresiones como preocupación e interés. “Viven la violencia durante mucho tiempo y no piden ayuda”, señaló.
En este punto el papel del psicólogo, que está al otro lado del teléfono, es clave, según Mata. “El niño suele llamar por otro motivo y es el orientador el que acaba identificando la situación de riesgo”, aseveró.
Mata señaló que el tiempo de actuación es limitado y el psicólogo tiene que intentar “hacerle ver” que las condiciones en las que está viviendo no son normales. “La llamada no deja rastro y sólo podemos intervenir si el joven nos facilita sus datos”, explicó. “En el caso de que nos dé su nombre y dirección, actuamos de forma inmediata, poniéndonos en contacto con Servicios Sociales o con las fuerzas de seguridad del Estado. Cuando el joven prefiere permanecer en anonimato el seguimiento del caso no se rompe. “Tenemos una base de datos con los casos de todas las llamadas recibidas. Así, quien acuda a nosotros de nuevo, no tiene que repetirnos su historia”, apuntó.
Tipo de violencia
La directora del teléfono de ayuda para niños y adolescentes en riesgo explicó que los casos más frecuentes de violencia se viven en el hogar. En este sentido, insistió en la importancia de mejorar la calidad de las relaciones con los hijos e intentar conciliar la vida familiar y laboral. Además, destacó que los propios padres también pueden llamar al teléfono de la fundación Anar para ser orientados en “cualquier tema relacionado con menores de edad”. “A veces también son profesionales, abogados o vecinos los que nos alertan sobre un posible caso de violencia”, dijo.
Formación y sensibilización
En Melilla se registraron el año pasado 205 llamadas, 199 de niños y seis de adultos. Una cifra que Mata consideró “muy baja”. Explicó que las pocas llamadas que recibieron en la ciudad “desgraciadamente” no significa que apenas haya casos de violencia, sino porque el servicio de ayuda es muy poco conocido en Melilla. Precisamente para promover la labor de Anar, la fundación está impartiendo cursos de formación y sensibilización en centros educativos como el instituto Rusadir o el Virgen de la Victoria. “También estamos presentes en las redes sociales para que los niños y adolescentes tengan acceso a nuestros contactos.
Origen fundación Anar
La Fundación Anar inauguró en 1994 una línea telefónica y a través del correo electrónico de ayuda gratuita y confidencial que opera en todo el territorio nacional las 24 horas del día durante todo el año. Ofrece asistencia psicológica, social y jurídica para niños, padres y profesionales.
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