EL PRESIDENTE de la Ciudad, Eduardo de Castro, anunció ayer que se intensificara la imposición de sanciones por no de llevar la mascarilla. El jefe del Ejecutivo local puso sobre la mesa la poca incidencia que la norma está teniendo sobre la población y advirtió de que se endurecerá la vigilancia. La ciudad ha sido permisiva durante cierto tiempo para que los ciudadanos pudieran acostumbrarse a la nueva regla, pero el tiempo de cortesía ya ha terminado.
En los últimos días estamos siendo testigos de un repunte de los casos de coronavirus, tanto en Melilla como en el resto del país y sigue habiendo demasiada gente despreocupada que no respeta las indicaciones sanitarias dictadas para protegernos a todos del virus. Así que el presidente acierta. Es momento de ponerse serios, no hay escusa para andar por la calle sin portar la mascarilla o para no respetar la distancia de seguridad.
Nos jugamos mucho, lo venimos haciendo desde el principio de la crisis sanitaria. Durante el estado de alarma y el confinamiento, tanto la Administración como los ciudadanos se comportaron de forma modélica y se logró doblegar la curva de la pandemia. Pero ahora, cuando la responsabilidad recae de forma mayoritaria sobre cada individuo estamos fallando, así que es lógico que las autoridades tomen cartas en el asunto para que la situación no se descontrole.
Seguro que habrá quienes protesten por la medida pero aquel que no quiera ser sancionado lo tiene muy fácil: basta con que cumpla con la ley y se ponga la mascarilla.