El pacto firmado por el Partido Popular y Populares en Libertad, que hoy publica El Faro de Melilla, es más que una simple declaración de intenciones.
Aunque en algunos apartados no va más allá de una enumeración de objetivos que compartirían la práctica totalidad de formaciones políticas, en otros aspectos es tajante. En el caso del Plan de Ordenación Urbana (PGOU), por ejemplo, el acuerdo contempla realizar uno nuevo, aunque no especifica si eso significa hacer borrón y cuenta nueva o coger la goma de borrar para realizar todas las modificaciones que se consideren necesarias. El pacto entre populares y los discípulos políticos de Velázquez reserva el mismo destino del PGOU para el Plan de Movilidad, que si por algo se caracteriza es por la lentitud con la que se mueve. De hecho, cada paso que avanza este proyecto parece alejarnos del objetivo de contar con una ciudad cada vez más habitable.
El acuerdo también prevé revisar el Reglamento de la Asamblea, un documento que necesitó una eternidad hasta que finalmente fue aprobado con los votos del PP y CpM. Hace tiempo que la oposición ha visto que no se ajustaba a sus intereses y, por lo tanto, hará falta que empezar de nuevo.
Hay que confiar en que todos los cambios que se vayan a introducir se lleven a cabo con una rapidez que no ha sido habitual hasta ahora para que el objetivo de la “gobernabilidad” al que aspira el pacto del PP y PPL salte de los 25 folios de dicho documento a una realidad palpable por la ciudadanía. Sólo así será posible darle la razón a Ignacio Velázquez, quien también hoy en El Faro asegura que “quien no vea que el pacto mejorará la gobernabilidad, es que está ciego”.
El acuerdo también contempla reducir el número de consejerías, pero no establece cuál será su número definitivo. Sí está más claro, al menos sobre el papel, que dejarán de existir el Patronato de Turismo, el Instituto de las Culturas y Melilla Monumental. Habrá cambios en Promesa, Inmusa y Emvismesa.
También aumenta el trabajo para Juan José Imbroda. De momento, el presidente deberá asistir a todas las reuniones de portavoces y, como el resto de diputados y cargos, tendrá que informar de sus méritos profesionales y hacer pública su nómina. Paradójicamente, Imbroda ha podido ser presidente de Melilla por quinta vez gracias al apoyo de PPL, que exige el compromiso de que su sucesor no repita en el cargo más que una vez. Es decir, que será imposible batir el récord que establecerá Imbroda si finaliza la legislatura ya que en 2019 habrá sido presidente durante 19 años y quien le sustituya sólo podrá ocupar su sillón durante un máximo de 8 años.
Será así si este pacto provocado por la pérdida de votos de los populares no queda en el aire dentro de cuatro años, en el caso de que el PP recupere la mayoría absoluta.
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