La Delegación del Gobierno no detalló en la jornada de ayer cuáles son las causas por las que en 2013 se realizarán análisis de ADN generalizados a todas las familias del CETI, aunque todo parece indicar que el objetivo es evitar el creciente número de fraudes detectados en este terreno. Está claro que los inmigrantes saben a la perfección las ventajas que conlleva estar integrados en una unidad familiar: Las puertas de la repatriación quedan prácticamente cerradas y, en caso de ser trasladados a la península, es poco probable que acaben en un CIE, centros de régimen cerrado.
Son ventajas innegables, que llevan a muchas personas a tirar de picaresca para beneficiarse del protocolo. Se pueden pensar muchas cosas sobre esta práctica, pero lo cierto es que pocos sabrán qué se siente en la piel de estas personas. Hacer pasar a un niño por su propio hijo para beneficiarse de ello puede considerarse una canallada. Si tenemos en cuenta que la alternativa puede ser un billete de vuelta a un país tercermundista, comenzamos a dudar sobre qué haríamos nosotros. En definitiva, podrá haber cierta picaresca en este terreno, pero siempre motivada por una situación de necesidad y desesperación por alcanzar una vida mejor que pocos podrán entender.
En ningún caso pretendemos justificar esta práctica entre los inmigrantes. La Ley manda y hay que hacerla cumplir. Tan sólo se trata de poner de relieve una dimensión más de la triste miseria que viven estas personas, aunque siempre quedará la incógnita (y la preocupación) de qué puede ocurrir con los menores que participan en estos fraudes una vez logrado el objetivo de sus falsos progenitores de llegar a la península.