Categorías: Editorial

Más coches y menos parados

Octubre se marchó dejando un descenso en la cifra del paro en nuestra ciudad.

Son 78 desempleados menos, un dato que es muy difícil de valorar porque el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) lo arroja mensualmente y se queda ahí, flotando, sin que seamos capaces de contextualizarlo debido a la ausencia de otras cifras que hagan posible una lectura certera. No sabemos, por ejemplo, cómo ha variado de un mes a otro la población activa en nuestra ciudad. La directora provincial, Esther Azancot, únicamente facilita el número de desempleados que llegan a nuestra ciudad en los últimos 30 días, pero nunca ha sabido decir cuántos se van. No contamos con datos para conocer la cantidad de trabajadores ocupados que están contratados en un plan de empleo o son beneficiarios del Plan de Inserción Laboral. Tampoco sabemos la ‘calidad’ del empleo en nuestra ciudad. Desconocemos, por ejemplo, qué porcentaje de la población ocupada está contratada a media jornada, la duración de los contratos y la proporción de empleados de manera indefinida.
Con este nivel de desinformación, valorar los datos de desempleo es lo más parecido a hacer una quiniela sin conocer la tabla clasificatoria. Las cifras se prestan a las más variadas interpretaciones porque cada uno las contextualiza como mejor le parece imaginando el resto de elementos sobre los que no hay referencias.
La decisión de no facilitar estos datos a la ciudadanía o la falta de interés por contabilizarlos mensualmente es reprobable. Sin embargo, lo que en verdad es criticable es que los responsables de adoptar medidas para luchar contra el desempleo carezcan también de esa información. Es como pretender hacer un diagnóstico médico y establecer un tratamiento con sólo tomar la temperatura al paciente. Lo más probable en esas circunstancias es equivocarse. A lo sumo se puede conseguir rebajar al paciente artificialmente unas décimas la fiebre al paciente o, en el mejor de los casos, de forma definitiva, lo que no significa que ya esté sano.
Los datos incompletos del SEPE obligan a mirar hacia otro lado en busca de respuestas. Podemos encontrar algunas si analizamos el informe facilitado el lunes por las asociaciones de fabricantes de vehículos, vendedores y concesionarios. Las cifras referidas al conjunto del país y en particular a nuestra ciudad llaman al optimismo. Según Anfac, Ganvam y Faconauto, el mes pasado se vendieron en Melilla 94 turismos y todoterrenos, lo que representa un incremento del 42,42% sobre las ventas de un año antes. El acumulado de los diez primeros meses de 2014 también es positivo. Frente a los 809 vehículos de este año, en 2013 se comercializaron 711. Además, la mayor parte de las ventas se hizo a particulares. Las empresas sólo adquirieron 4 de los 94 automóviles vendidos.
Analizados en su conjunto, además de un resurgimiento del sector del automóvil, las cifras también parecen indicar una recuperación de la demanda de los ciudadanos. Es un dato que nuestra economía está necesitando confirmar para que se produzca una verdadera estimulación del comercio y la hostelería, los dos medicinas más eficaces contra el desempleo en nuestra ciudad.

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