Marruecos ha osado presentar un escrito ante la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos en Ginebra poniendo en duda nuestra soberanía. Al negar la existencia de fronteras terrestres con España, Marruecos está cuestionando no sólo la frontera Sur de Europa sino también los trazados internacionales que fijan los límites de los Estados.
Las autoridades marroquíes se han referido a Melilla en un panfleto enviado a la ONU con los mismos términos peyorativos e inaceptables que vienen usando desde mediados del siglo pasado. Hablan de Melilla con un discurso manoseado que no son capaces de sustentar ni ellos mismos porque, como todos sabemos, los pasaportes solo se sellan para moverse de un país a otro y Marruecos sella los de Melilla cada día.
Es inaceptable que Marruecos vuelva a la carga llamándonos "presidio ocupado" sin que nuestro Gobierno emita una queja diplomática formal. No podemos pasar por alto el insulto gratuito solo porque para que dos vecinos se lleven bien es fundamental el respeto mutuo. Ya acordamos con ellos que ambos nos abstendríamos de actos unilaterales y no han cumplido su palabra.
Ya basta de victimismos. La soberanía de Melilla y Ceuta es incuestionable y no podemos permitir que Marruecos siga utilizando un lenguaje ofensivo para hablar de nosotros ante organismos internacionales en los que, además, nos endosa toda la responsabilidad de las 'devoluciones en caliente' en la valla de Melilla. Se le olvida que por admitir los rechazos en frontera cobrará de Europa en los próximos años (hasta 2027) 500 millones de euros.
Pero resulta que a nuestros vecino le saben a poco esos 500 millones y como, siempre, cuando Marruecos quiere dinero, afloja la vigilancia en la valla. Tenemos que estar preparados para un nuevo episodio de chantaje porque es la única forma que conoce Rabat para relacionarse con España.
El presidente del Gobierno ha enviado un mensaje sereno desde el Congreso de los Diputados tras conocerse que Marruecos ha compartido con la ONU sus prejuicios geopolíticos, completamente fuera de lugar, especialmente ahora que se instalará en la frontera de Beni Enzar el sistema de Entradas y Salidas de la Unión Europea.
Su definición de nuestras fronteras como "pasos de acceso" carece de credibilidad. El discurso marroquí ha envejecido y Rabat tiene que asumir que pertenece al pasado. Somos la frontera Sur de Europa y eso no lo cambia un escrito enviado a la ONU. Todo lo contrario, en vistas de que la agresión constante persiste, España debe exigir la presencia de Frontex cuanto antes en nuestra ciudad.
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