Sabíamos que Rabat no era de fiar y aún así le dimos un voto de confianza. Pedro Sánchez anunció el 7 de abril la reapertura gradual y de mutuo acuerdo de las fronteras marítimas y terrestres de España con Marruecos, pero el Gobierno marroquí fue por libre y avisó a las navieras que ya podían operar. ¿Una metida de pata del ministro de Transportes del país vecino? Puede, pero cuando el 14 de abril las autoridades de Nador hicieron alarde de reabrir la frontera de Melilla sin contar con España la cosa empezó a oler a deslealtad.
En Marruecos se pasaron por el dobladillo de las chilabas el punto dos de la declaración conjunta de Mohamed VI y Pedro Sánchez que dice textualmente que "los temas de interés común serán tratados con espíritu de confianza, a través de la concertación, sin recurrir a actos unilaterales o hechos consumados".
Ahora quieren merendarse el punto tres que habla de conseguir la plena normalización de la circulación de personas y de mercancías "de manera ordenada, incluyendo los dispositivos apropiados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo".
Ellos quieren abrir la fronteras, pero de la aduana no quieren hablar en estos momentos. La postura del Gobierno de España parece ser la de no ceder ante un país que está incumpliendo desde el minuto uno los compromisos adquiridos.
Sánchez no puede arriesgarse a que Marruecos se la juegue después de que él le sirviera en bandeja de plata su apoyo al plan de autonomía del Sáhara. Al haberlo hecho sin consultar al rey Felipe VI ni al Parlamento, Pedro Sánchez aún está a tiempo de dar marcha atrás. No será la primera rectificación de su Gobierno ni tampoco la última.
El problema es que el presidente del Gobierno nos vendió la liebre antes de cazarla. El 23 de marzo dijo que la frontera abriría "muy pronto"; el 7 de abril anunció la reapertura gradual; poco después la delegada del Gobierno de Melilla, Sabrina Moh, confirmó a El Faro que se baraja el fin del Ramadán como una de las fechas para reabrir la frontera aunque luego aclaró que solo funcionará Beni Enzar.
Después de todas esas expectativas creadas, resulta que el Ministerio del Interior prorroga al menos 15 días más el cierre de la frontera y el mismo día que se publica el bombazo en el Boletín Oficial, El País airea que hay discrepancias entre los gobiernos español y marroquí sobre el paso de transfronterizos y las reaperturas de las aduanas de Melilla y Ceuta.
Ya nos tenía mosqueados el hecho de que en Ceuta se estuvieran empleando a fondo en los arreglos en la frontera y que en Melilla apenas si se podaron las palmeras de la frontera de Benin Enzar.
Esta semana no se vieron preparativos pese a que los policías de frontera estaban llamados a reincorporarse este 1 de mayo a sus puestos de trabajo.
Me temo que a pesar de la carta enviada por Mustafa Aberchán pidiendo al ministro del Interior que haga un esfuerzo para que las familias puedan celebrar juntas el fin del Ramadán, la cosa no pinta bien.
Porque si abre sólo para transfronterizos no hay manera de que se beneficien de eso la mayoría de las familias melillenses. La ambigüedad y la desinformación inevitablemente amenazan la paz social en la ciudad, pese a que la manifestación de este sábado, convocada en la frontera de Beni Enzar a las 23.30 horas, fue un fiasco. Por allí sólo aparecieron cuatro gatos.
Para este domingo ha vuelto a correr por las redes una segunda convocatoria frente a la Delegación del Gobierno. Al cierre de esta edición no estaba claro si la iniciativa había tenido o no seguimiento.
El caso es que la paz social en Melilla pende de un hilo porque Marruecos ha dado a entender que quiso abrir y que no se abre porque España no quiere. Pero no aclara que lo que no quiere España es que le sigan tomando el pelo.
Ojalá y el conflicto no se encone por el bien de las familias y empresas melillenses. Estas fechas son muy importantes para los musulmanes de Melilla y como es natural, todos quieren celebrarlo con los suyos. Y eso no puede ser así porque quienes tienen que ponerse a ello están haciendo un trabajo a todas luces mejorable.
Quince días después del anuncio de la reapertura, no hay fecha todavía para abrir la frontera, pese a que el viernes pasado el ministro Marlaska dijo que era "inminente". Estamos estirando mucho los tiempos y no estamos teniendo en cuenta que lo que no estira más es la paciencia de la ciudadanía.
Desde el PSOE han hecho un llamado a la calma y piden paciencia, pero mucho me temo que estos llamamientos van camino de caer en saco roto. A la gente hay que hablarle claro ya si se quiere evitar que esto se convierta en un polvorín. Sólo nos hace falta que la paz social estalle.
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