“Marruecos usa a los inmigrantes como moneda de cambio”

Diez años, que se dice pronto, son los que estuvo el fotógrafo documental, Sergi Cámara viviendo a inmortalizar la situación de los migrantes en la zona cuando los saltos eran el día a día de la valla. Originario de Barcelona, llegó a la ciudad por primera vez en 2004 e hizo alrededor de 70 viajes, según relató a El Faro él mismo. Ahora, esa década de trabajo, se recoge en un libro de fotografías e historias, cuyo título es ‘Negro’.

Todas las etapas de los saltos, desde los bosques hasta la valla, han sido recogidos en el libro y para ello, Cámara se ganó la confianza de los subsaharianos que vivían en los bosques y en varias ocasiones le avisaron sobre cuándo iba a haber un salto. “Conseguí convivir con los inmigrantes en el Gurugú y bajar con ellos a la valla, por lo que pude documentar varios saltos”, contó. Sin embargo, matizó que hubo momentos que no pudo fotografiar y que vivió por diversas circunstancias, por lo que a través de las palabras explicará esas instantáneas que nunca fueron tomadas.

Así pues, hacía tiempo que quería recopilar todo el trabajo realizado en un libro, pero también mostrar todo aquello que no se ve a través de las imágenes. De ahí viene en parte el nombre de ‘Negro’, por como denominaban a los subsaharianos cuando llegaban a España y por todas esos momentos que se quedan en “negro” cuando no son fotografiados.

Para sacar adelante el proyecto, Cámara ha elegido el crowdfunding libros.com, es decir, una forma de financiación colectiva en la que una persona que esté interesada en el libro, lo compra antes de que se edite, convirtiéndose en mecenas y financiando a la vez su publicación. Cámara explicó que eligió este método porque otro compañero fotógrafo fue por este camino antes que él y se lo recomendó. Para que el libro saliese adelante, había que cumplir dos objetivos en un tiempo determinado y el proyecto alcanzó los dos objetivos enseguida. Contó que es como comprar un billete de avión, que lo adquieres antes de volar, y que este método le pareció una manera interesante de sacar adelante un libro de forma independiente. Cuando termine el periodo de financiación, tras su edición, el libro pasará a formar parte del catálogo de libros.com.

Trabajo de campo

“Ahora es mucho más difícil”, aseguró Cámara sobre lo que él consiguió cuando llegó a Melilla, pues relata que ahora hay mucho más control tanto en el lado marroquí como español de la valla. Cree que los Gobiernos de Marruecos utilizan a los inmigrantes como moneda de cambio y que es por eso que a veces, las autoridades del país vecino, dejan que se reagrupen ciertos asentamientos con este fin. Él ha sido testigo como ha habido temporadas en las que no había ninguno en el Gurugú y otras veces sí, por lo que está convencido de que esto depende de la voluntad del Gobierno vecino. Expone que cuando llegaba dinero de Europa para controlar la migración, es cuando se hacían redadas para justificar esos ingresos. En 2015 intentó conseguir lo mismo que en 2004, pero después de que le avisaran de que había un salto, los subsaharianos lo anularon en el último momento. Para que conseguir esto, estuvo mes y medio visitándolos en el monte y hablando con ello. Explicó que hacer las fotos son milésimas de segundo, pero que se necesitan días para poder llegar al punto en el que las haces, por lo que el proceso es mucho más difícil.

También ha sido testigo de la violencia a ambos lados de la valla de ambas autoridades, como que él mismo ha sido perseguido por hacer fotografías. De todas formas, ha tenido experiencias tanto buenas como malas y ha visto agentes de la policía que han actuado en ambos sentidos. Por las experiencias de las que ha sido testigo, manifiesta que ha habido vulneraciones de derechos humanos muy graves, como la devolución de inmigrantes después de haber pasado por el CETI y de tener su justificante de haber pasado por la comisaría.

Recuerda que cuando él llegó, la valla eran solo dos de unos cuatro metros y tras un salto grande en 2006, se invirtió mucho dinero en hacerla más impenetrable. Añadió que ahora Marruecos está jugando el papel de “portero de discoteca” y ha grabado “apaleamientos brutales” de la policía marroquí a los inmigrantes subsaharianos y tiene testimonios que cuentan que no se sabe donde se entierran a los que fallecen. Muchos se quejaban de que les llamasen “los africanos” de forma despectiva en Marruecos, como si ellos no lo fueran también.

Una de las personas que más le ayudó se llamaba Musa, un chico sordomudo de Nigeria que fue uno de sus informadores más activos que tuvo. Cámara cuenta que consiguieron una amistad especial, pero tras sufrir este varias devoluciones en caliente, se cabreó mucho con Europa hasta el punto de cortar la relación con el fotógrafo. En el libro hace referencia a que no hemos querido ni oír, ni escuchar, ni ver a pesar de que esta situación está documentada y es accesible a todos.

Cámara también ha seguido la ruta que hacen los migrantes para llegar hasta el Gurugú. Tras ver que había una ruta establecida, consiguió una beca de la Caixa para poder documentar este recorrido hasta que llegan a la valla de Melilla.

Con un gran recorrido a sus espaldas, tiene ya varios proyectos en mente para seguir las rutas que siguen las personas para llegar por ejemplo a Calais, rutas como cruzar los Alpes a pie, ir por Irún o la de Libia.

Cree que con este libro los melillenses pueden conocer más de cerca lo que ha ocurrido estos años, pues él mismo vio cómo podían haber saltos sin que la población lo notase, pues muchas veces le decían que lo habían visto en los informativos.