Opinión

Marruecos estrecha el cerco a Melilla... ahora por mar

Marruecos ha decidido estrechar el cerco sobre Melilla, ahora por mar, y prohíbe a los cerca de 397 barcos atracados en el puerto deportivo y los 145 en la dársena pesquera de la ciudad, que pernocten en el Cabo Tres Forcas o en cualquier otro sitio de la costa marroquí. No habrá para ellos autorización expresa del Gobierno de Nador.

Eso significa que ninguna embarcación melillense podrá dormir a 200 metros de la costa. Se acabó lo de pernoctar. Los propietarios de barcos tienen que dirigirse a la Capitanía Marítima del Puerto de Beni Enzar, solicitar un documento acreditativo de la embarcación y la tripulación y de ahí ir al puerto interno de Nador y darse de alta.

Esto se hace, según nos explican, porque Melilla no tiene aguas jurisdiccionales más allá de la dársena pesquera. En la práctica, esa situación limita las actuaciones de nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad porque aunque veamos pateras no podemos detenerlas ni perseguirlas más allá de la línea imaginaria que delimita nuestras lindes porque entraríamos en la jurisdicción de Marruecos.

Eso ha sido así siempre, pero nunca se había llevado la situación al extremo en el que se encuentra en estos momentos. Un melillense conocedor de lo que está ocurriendo nos cuenta que en Marruecos están pidiendo un documento para poder fondear en las playas de Nador y ese papel lleva un trámite bárbaro. "Es el mismo documento que pedían antes de la pandemia a los coches", nos cuentan.

Según explican, hay que ir con el barco al puerto del Atalayón, coger un taxi e ir al puerto de Beni-Enzar y sellar el pasaporte de entrada. Una vez realizado ese trámite, hay que volver al Puerto del Atalayón. Con el pasaporte sellado te dan un documento y con ese papel hay que ir a Nador para formalizar un certificado de entrada en Marruecos. Terminado este otro trámite hay que volver al Puerto de Atalayón, recoger un certificado y con este último volver al Puerto de Beni-Enzar para sellar el documento y el pasaporte para la salida de Marruecos.

El documento tiene una validez de tres meses y permite fondear a 200 metros de la costa sin pernoctar. Hacer todos los trámites lleva una media de seis horas de burocracia. Es, sin dudas, otra vuelta de tuercas para presionar más a Melilla.

Los melillenses dueños de embarcaciones que habitualmente salen a Marruecos (unos 270, según algunas fuentes) tienen que pagar también una tasa en el Puerto del Atalayón, al que se accede por el Dique de la Bocana, y documentarse allí también. Esto será obligatorio para embarcaciones de recreo de 5 a 12 metros y para motos de agua.

La versión oficial dice que esta decisión se ha tomado para luchar contra el narcotráfico y la inmigración ilegal. Supuestamente Marruecos quiere frenar la entrada de cocaína procedente de Melilla y la medida responde únicamente a una cuestión de seguridad.

Sin embargo, todo apunta a que este apretón de clavijas está formulado como una respuesta a la exigencia de permitir que solo circulen por Melilla ciudadanos con autorización para transitar por el espacio Schengen, impidiendo en la práctica que los ciudadanos de Nador entren en la ciudad.

Quienes defienden la medida dicen que no se puede interpretar como que se está ahogando a Melilla sino como un signo de los nuevos tiempos y de la necesidad de que los gendarmes controlen a los narcos que están saliendo sin pagar mordidas porque con tanto barco de Melilla, se les escapan los peces gordos.

Al parecer esta medida se tomó a raíz de que este 24 de julio fuera interceptado un barco pesquero marroquí lanzando a seis migrantes en Melilla. Digamos que ese fue el detonante que ha servido de excusa para cerrar el cerco a los melillenses. Aunque nos consta que esto se viene haciendo desde al menos el 8 de julio. Tampoco se librarán los pescadores marroquíes que antes de salir a faenar tendrán que identificar ante la Gendarmería a todos los que van en la embarcación.

Hay una corriente interna en Marruecos que aboga por retirar todos estos trámites burocráticos y negociar con España para que, como mínimo, se permita entrar sin pasaporte en Melilla a los vecinos de Beni Enzar y Beni Chiker, que son las poblaciones pegadas a la valla. Hay propuestas que apuntan a que podrían, por ejemplo, acceder a la ciudad con un documento sellado, algo así como una declaración de fe, ante el Gobierno de Nador, (¿por qué no ante notario?) con el cual la persona que quiere entrar en Melilla se compromete a no pedir asilo en las ciudades autónomas, pero en la práctica sería muy difícil para la Policía española comprobar la autenticidad de ese papel y hagan lo que hagan España si luego no cumplen su declaración jurada, España no está preparada para revisar de golpe tantísimas peticiones de asilo. Al final, terminarían marchando a la península gracias a la sentencia de libre circulación.

En todo caso, Marruecos vende las ventajas de la obligación de sellar el pasaporte para entrar y salir del país, eliminando ese requisito en España. Y lo fundamentan explicando que se ha hecho en Ceuta toda la vida y que así se evita que todo aquel que tenga cuentas pendientes con la justicia marroquí pueda pasar a Melilla.

En definitiva, los melillenses que quieran salir a Marruecos deben tener claro que del otro lado no se lo van a poner fácil. En Marruecos están convencidos de que las cosas están como están por culpa del Gobierno de Pedro Sánchez que no quiere una vuelta a la normalidad prepandémica.

Lo cierto es que la vuelta de tuerca de Marruecos trasciende en una semana en que Argelia ha desbloqueado las relaciones comerciales con España y el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha dicho que España espera mantener las mejores relaciones con los argelinos.

En medio de este estira y afloja estamos los melillenses. Para nosotros, la frontera sigue siendo una carrera de obstáculos.

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