Marruecos cifra pérdidas de hasta 34 millones de euros por el comercio atípico en lo que va de año. Así lo indicó ayer la edición online del diario marroquí ‘Le 360’. Mohamed Abdelkader, secretario de la Asociación de Comerciantes de Melilla (Acsemel) trata de justificar estas pérdidas con un ejemplo “muy sencillo”: “El mismo cartón de leche que se bebe un melillense por 0,55 céntimos, a un marroquí le cuesta 0,80 céntimos: la diferencia está en los impuestos”, explicó a El Faro. Desde Acsemel opinan que la alta fiscalidad estimula el contrabando, un argumento que, según Abdelkader “no quieren aceptar” en el país vecino.
La cuestión es que para muchos habitantes del país vecino, venir a por mercancía a Melilla se ha convertido en los últimos años en un medio de vida: a tres o cuatro euros de ganancia por cada viaje, dedicarse a esta actividad liberal, sin horarios fijos ni convenio, permite a un desempleado cobrar unos 300 euros al mes, una condición muy envidiable en un país con “con altísimas tasas de desempleo y nulas perspectivas de crecimiento a la vista”. “La gente prefiere trabajar en el comercio, cobrando entre 200 y 400 euros al mes, que 150 en una obra, por ejemplo”, explica el secretario de Acsemel. Por otra parte, ser contrabandista en Marruecos nunca ha estado mal visto. De hecho, a tenor de las cifras, según Abdelkader, en pocos lugares del mundo el contrabando adquiere una visibilidad tan descarada. “Hay una tradición que viene de antaño. Esto siempre ha sido así y probablemente no cambiará”, afirma.
Desde Acsemel indican que las pérdidas de hasta 34 millones de euros que cifra el Gobierno de Marruecos son “una queja habitual” y que el país vecino ha aprovechado la cumbre del clima que se está celebrando en Marrakech para hacerla llegar a todos los asistentes. “Únicamente buscan que se aumenten las ayudas que reciben de la Unión Europea”, dice el responsable de Acsemel. “Lo que deben hacer es crear puestos de trabajo”, manifiesta.
Poco estrictos
Además, Abdelkader explica que durante casi todo el año las autoridades aduaneras de la frontera marroquí con Melilla ponen menos celo en su trabajo que a finales de año. “Ahora necesitan que las cuentas del Estado cuadren y comienzan a confiscar más mercancía” dice. Explica que “todo el mundo sabe de sobra” que normalmente con “pequeños sobornos” los guardias miran para otro lado.
Endurecer los controles
Ante la pregunta si endurecer los controles para eliminar el comercio atípico reduciría los probelmas, la experiencia de Acsemel dice que no mientras haya gente que tenga que buscarse la vida y no encuentre un puesto de trabajo. “Utilizarán otros medios para hacer llegar la mercancía”, señala. Sostiene que el comercio atípico no deja de ser un medio de vida para ciertas esferas sociales en tiempos de crisis. “La gente ya no sólo viene de Nador, sino de otras muchas ciudades de Marruecos. De este modo, el contrabando se ha convertido en una actividad que crea puestos de trabajo.“Eliminarlo es ampliar aún más la lacra social que sufrimos. Además, la erradicación de este tipo de comercio traería graves consecuencias para la economía de Melilla”, advierte Abdelkader.
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