Frontera e Inmigración

Un marroquí del CETI inicia una huelga de hambre para pedir su salida a la península

Mohamed K., un marroquí de 35 años que trabajaba para el Servicio de Inteligencia del país vecino y que lleva en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla desde el pasado marzo, inició el miércoles una huelga de hambre para solicitar su salida a la península.

El joven explicó a El Faro que se queja del excesivo tiempo que los marroquíes deben aguardar en Melilla hasta que se autoriza su salida hacia otras ciudades españolas mientras que, según dice, los residentes en el CETI procedentes de otros países parten mucho antes.

“Si tú dices la verdad, estarás en Melilla toda la vida. Si cuentas que eres de Argelia, saldrás muy rápido”, asegura Mohamed, que en su país de origen era funcionario de información del Gobierno, una especie de ‘espía’ de barrio.

Por ello, dice que no se siente seguro viviendo en Melilla, tan próxima a Marruecos. Ha decidido así iniciar una huelga de hambre para trasladar un mensaje a las autoridades para que le ayuden a él y a otros compatriotas suyos.

“Melilla es peligrosa para mí porque está al lado de Marruecos. Yo he pedido salir a la península pero no he tenido respuesta”, critica el joven.

Prisión de los marroquíes

“El CETI es la prisión de los marroquíes”, afirma Mohamed, que apunta que hay muchas personas de su país que llevan incluyo más de un año esperando que se les dé permiso para partir a otras ciudades.

Su hermana vive en Barcelona aunque él no aspira a llegar hasta allí y se conforma con salir de Melilla cuanto antes. “Quiero ir a Almería, a Málaga... Me da igual. Donde sea”, señala.

Él es consciente de que iniciar una huelga de hambre, sin comer y sin beber nada, le puede acarrear problemas de salud. Ayer decía que todavía se sentía bien. “Mañana [por hoy] no sé cómo estaré”, explica.

“Prefiero la muerte que vivir así. La muerte es bella en comparación con vivir aquí. Yo quiero salir del CETI. Estoy sin trabajo, sin dinero”, lamenta.

También protesta por las condiciones en las que se vive en el CETI, donde se queja del gran número de personas que acoge el centro, que no puede dar la atención adecuada a todos los residentes por ese motivo.

Además, el joven también añade que tiene que convivir en el CETI con personas de las que no sabe nada, ni su “mentalidad ni los problemas que tuvieron en sus países”, algo que tampoco le hace sentirse seguro.

Sin trabajo y sin dinero

El joven solicitó protección internacional cuando llegó a Melilla porque asegura que su vida corre peligro en Marruecos. Hasta que se resuelva su solicitud, deberá aguardar en nuestra ciudad porque su tarjeta roja no le permite salir de Melilla. “Estoy sin trabajo, sin dinero”, denuncia.

En esta línea, destaca que en Melilla no hay trabajo y apunta que parece que se está condenando a las personas que residen en el CETI a “robar” para subsistir.

Mirar por las personas

El joven destaca que los problemas que puede haber entre Marruecos y España son entre las autoridades, pero no entre sus poblaciones, por lo que reclama que se mire por las personas y no por los intereses de los Estados.

Ha comunicado a la dirección del CETI su petición pero señala que le dicen que debe esperar a la resolución de Madrid. Mientras, él está dispuesto a seguir con la huelga de hambre el tiempo que haga falta para que se le escuche.

“Los centros de acogida de la península están saturados y hay menos salidas”

Fuentes próximas al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla indicaron a El Faro que Mohamed K., el marroquí que comenzó el miércoles una huelga de hambre para pedir su salida a la península, no lleva mucho tiempo en nuestra ciudad y desde la entidad se intenta que vayan partiendo hacia otras penínsulas las personas que más tiempo llevan en estas instalaciones. No obstante, reconocieron que últimamente no se están produciendo tantas salidas porque “los centros de acogida de la península están saturados” debido al gran número de inmigrantes que están llegando.

“Las salidas no son tan rápidas como quisiéramos. Pero no es un proceso sencillo”, recuerdan desde el centro.

En relación con la huelga de hambre, las citadas fuentes detallaron que a las personas que toman esta decisión se les hace un seguimiento médico diario para ver su estado. En el caso de que se produzca un deterioro de su salud, se recurre al juzgado para que adopte las medidas que considere, como que se les ingrese y se les obligue a ingerir suero.

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