Marian Muñoz es maestra y también profesora de Inglés. Esta melillense se encuentra en estos momentos en un pueblecito de Aragón impartiendo clases en un colegio rural agrupado. Tiene cinco alumnos de diferentes edades. Ha recorrido más de 900 kilómetros para poder dedicarse a su profesión durante una semana, aunque la baja que cubre en este centro se ha alargado hasta dos semanas ya. No sabe cuánto tiempo más estará allí, pero al menos coge puntos y está trabajando. En Melilla no la llaman. Aseguró que no se cubren todas las bajas de docentes y estaba cansada de esperar. Incluso ha tenido que sacrificar su otra pasión que es el deporte. Y es que tenía competición de natación y se estaba preparando para el triatlón.
–¿Qué hace una melillense en un pueblo pequeño de Zaragoza llamado Tabuenca?
–Tiene como 200 habitantes y sí que es pequeño. Pero sabía lo que había pedido. Y es que yo estoy en las listas de Aragón. Verá, también estoy en las de Melilla, tanto en Educación Primaria por Inglés, como en las de Secundaria por Inglés. Estaba esperando que la Dirección Provincial cubra las bajas porque no lo hace. Y llegó un momento en el que llegué a la determinación de irme fuera. De hecho, el pasado año ya lo hice. Tengo que buscarme la vida fuera para poder coger puntos para luego subir en las listas de interinos en Melilla. Sino, es imposible conseguir los contratos.
En octubre salió una convocatoria de listas extraordinarias en Aragón porque se estaban agotando en lengua extranjera y eché la documentación. Entré en la lista, pero de unas 800 personas estaba más allá del número 100 y no espera ni por asomo que me fueran a llamar.
Es más, acabábamos de llegar de vacaciones de Navidad. Ese día que recibí la llamada nos habíamos bajado del barco a las 8:00 horas. Ese mismo día volvimos a la península toda la familia y no llegamos ni a dormir en casa.
Sin embargo, salen las listas y veo que me han adjudicado una plaza. De forma que cogimos el barco de vuelta porque al día siguiente se supone que tenía que estar en Aragón. Intenté contactar con la dirección de Educación y el colegio y no hubo forma. Sí logré comunicarme con CSIF y me recomendó que fuera porque la normativa indica que tienes que estar allí en el centro.
Así que al día siguiente ya conseguimos contactar con la dirección de Educación y el colegio y me dijeron que me esperaban. Y es que tardé dos días en llegar.
–¿Cogisteis el barco esa noche y luego todo en coche hasta Aragón?
–Desembarcamos en Málaga y pasamos por Valencia para dejar allí a los niños, porque mi madre vive ahí y no encontrábamos dónde poder quedarnos en Tabuenca. Afortunadamente mi marido estaba de vacaciones también esos días y me acompañó.
Fue a mitad de camino cuando me llamó el alcalde y éste había hablado con un concejal que tenía una casa rural y la iban a preparar para que pudiera quedarme allí. Y aún hoy estoy viviendo ahí.
–¿Y merecía la pena el viaje por este trabajo de una semana? ¿Te merece la pena por conseguir puntos?
–Claro. En estos momentos ya entro en la lista preferente de Aragón y podría optar a vacantes de más duración, si hay suerte. Porque es cierto que se tienen que alinear los planetas y tener esa suerte. Pero me estoy planteando presentarme en Aragón a las oposiciones.
En Melilla llevo más de 10 años en las listas y la primera vez que me llamaron fue el año pasado. Y de hecho, me pilló cubriendo una suplencia en un pueblo de Albacete y la tuve que rechazar. Y es que el ese pueblo de Castilla-La Mancha me tenían contratada hasta final de curso y en Melilla solo era una semana.
–¿Cómo plantea esto a su familia porque si se presenta en Aragón estaría lejos de ellos o intentarían que se fueran con usted?
–Totalmente. Si en Melilla no tengo posibilidad y en Aragón sí, no ya plaza fija, sino trabajar todo el año con una vacante, pues habrá que ver cómo nos organizamos. Si, por ejemplo, yo me traigo a los niños a Aragón y mi marido se queda en Melilla trabajando. No sabemos bien, pero lo cierto es que Aragón está muy bien comunicada. Lo hemos podido ver porque hemos cogido trenes, AVE y autobuses. Está además a un paso de la autovía.
–¿Se iría de la ciudad?
–Pues no quiero. Pero es que me veo obligada a ello. Y verás, le digo de irme a Aragón, Castilla-La Mancha o la Comunidad Valenciana que este año voy a opositar en ella también.
–¿En Melilla no?
–El pasado año me presenté en Secundaria y las notas fueron irrisorias. De hecho, había 16 plazas y se cubrieron 8. Fue una vergüenza. Y este año creo que no. Ya he decidido hacer carrera fuera.
Y si luego consigo puntos y puedo volver a Melilla porque mi marido sigue allí, pues volveré. Pero por ahora no me planteo ir a las oposiciones en la ciudad.
Es que no veo ningún futuro. Me he cansado de esperar.
–¿Y cómo es trabajar en un Colegio Rural Agrupado? ¿Qué diferencias hay con un centro de Melilla?
–Pues son aulas unitarias. Tengo un niño de 3 años que está en primero de Educación Infantil; dos niños de primero de Primaria; uno que está en tercero; y otro que está en quinto. Son cinco niños y todos en el mismo aula.
Y sinceramente tienes mucho más trabajo con estos cinco niños que en un aula de 35. No puedes parar ni un segundo. El niño de 3 años te pide mucha atención y cuando terminas con uno tienes que explicar al otro un tema y corregir... No se para. Pero me está gustando mucho.
En estas dos semanas estoy disfrutando mucho. Además es que los niños son muy especiales. Tienen otra forma de trabajar porque puedes ser más flexible que en un aula en Melilla donde tienes una hora para Lengua. Aquí, si ves que el niño necesita media hora más para seguir con Lengua porque no lo tiene claro, lo puedes hacer.
–Es educación personalizada.
–Totalmente. Además, se cuenta con especialistas, como son de Música, Educación Física, Religión y Pedagogía Terapéutica. Son cuatro especialistas que pasan por los cuatro pueblos que componen el colegio rural agrupado.
El trabajo es diferente a un centro de Melilla. Y, por ejemplo, los miércoles hay reunión con todos los maestros en Fuendejalón y la verdad es que hay un compañerismo muy bueno. Todo les viene bien y todo el mundo colabora. Incluso tuvimos una hora de formación. Estoy muy bien aquí y en todos los sentidos, desde los niños a los compañeros o la gente del pueblo.
–Se implica todo el pueblo en acoger a quien llega, ¿no?
–El pueblo es que es estupendo. Desde la panadera que se portó super bien conmigo al farmacéutico... Y es que cuando buscamos dónde quedarnos, no vimos ningún hostal ni nada. Y los único que salía en internet era un bar, la panadería y la farmacia. Llamé a esta última y me dijeron que nos ayudaban sin problemas. Llamaron al alcalde y entre todos encontraron dónde nos podíamos quedar esa misma tarde.
–¿Y cómo es trabajar con las familias de los niños? Imagino que los conoce ya.
–Pues muy bien porque además los padres se implican con los niños. Y es que si les dices que hoy no ha trabajado mucho, al día siguiente ves que el pequeño está haciendo más esfuerzo y eso es porque los padres han tenido que hacer algo.
Además, es que son ellos los que vienen a traer o recoger a los niños y siempre tienes una charla con ellos de cómo ha ido el día. Y ellos te preguntan si ha trabajado bien o no. Y eso es que me gusta mucho. También les digo si han trabajado muy bien ese día. Y todo esto en un aula con 30 niños no se puede hacer. Los padres no saben a diario cómo van sus hijos en esas aulas tan grandes y solo cuando la cosa va mal, piden la cita con los maestros. Pero aquí saben todo día a día.
–¿Se quedará más tiempo allí?
–Pues de momento la persona a la que sustituyo sigue de baja. Pero no sé si se alargará o no. Si me llaman de Melilla, me iría corriendo, lógicamente. Pero mientras pues seguiré pidiendo plazas aquí. Es que en Melilla no hay expectativas y ahora menos con los planes de empleo cubriendo más puestos de trabajo. No veo expectativas de trabajar en Melilla.
–¿Y deporte? ¿Ha tenido que dejar de competir?
–Pues había empezado también con el triatlón también pero y lo he tenido que dejar todo. Está todo el material en Melilla y ahora en Aragón estoy sin hacer nada. Y con la pena de este fin de semana teníamos el campeonato de Andalucía y en estos últimos siempre tenía mi medalla de los 200 estilos y este año iba con 400 estilos y espera poder conseguir también medalla. Estoy con un poco de pena por no poder ir. Ha sido mucho sacrificio de entrenar durante todo el verano e incluso en Valencia en Navidad estuve entrenando.
Pero al final el trabajo hay que anteponerlo a todo.
Es que en Melilla no se cubren todas las bajas. A mí no me importaría que me llamaran para un día o dos o una semana. Pero no se hacen esos contratos de tan pocos días. En Aragón si lo hacen y me pregunto, ¿no sería más fácil en una ciudad como Melilla?
No cubren esas bajas de pocos días porque supone un desembolso económico y no lo hacen. Y no es de ahora, es de hace años. Estoy cansada de no poder trabajar en mi ciudad porque no se cubren las bajas.
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