LA comisaria europea de Interior, Cecilia Malmström, confirmó ayer a España que Europa concederá de manera inminente 10 de los 45 millones de euros que nuestro país le solicitó en el mes de marzo para frenar la presión migratoria en las fronteras de Melilla y Ceuta.
Aunque 10 millones de euros es mucho dinero, no nos engañemos, se queda bastante lejos de las pretensiones españolas.
Había que ver la cara de entierro sin homenaje que se le quedó al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, en la foto que se hizo ayer en Madrid con Malmström.
Pero a pesar del cubo de agua fría que Bruselas lanzó ayer sobre la valla de Melilla, el ministro estuvo mesurado en sus declaraciones y se limitó a recalcar que seguirá trabajando para conseguir financiación para la totalidad de los 26 proyectos presentados por nuestro país, con el ánimo de frenar los asaltos a la valla y la llegada de pateras a las ciudades autónomas que, ojo, a Bruselas le quedan lejos, pero son sus fronteras.
Los 10 millones concedidos por la Unión irán destinados, en primer lugar, a mejorar los Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla y Ceuta. No hay más que ver las fotos que publica hoy este periódico que dan muestra del hacinamiento, las colas y la suciedad en las que viven casi 2.000 inmigrantes del CETI de la ciudad.
Otra parte de los 10 millones de euros irá destinada a colaborar con el retorno voluntario de inmigrantes, una labor que España se tomó en serio desde finales del año pasado, cuando decidió aportar 200.000 euros a la Organización Internacional de las Migraciones para ayudar a regresar a sus países a inmigrantes ‘atrapados en Marruecos’. O sea, a las personas que no pueden saltar a Melilla o Ceuta ni tienen manera de volver a sus casas. Gracias a la aportación española no sólo consiguen el dinero para el billete de avión, sino también una humilde cantidad para iniciar un pequeño negocio que les dé para retomar sus vidas.
Finalmente, también se destinará dinero para reforzar el vallado fronterizo en las dos ciudades autónomas, algo que ya viene haciendo Interior con la colocación de la malla antitrepa y la construcción de nuevas torres de control.
Llama la atención que Cecilia Malmström no haya accedido a visitar las dos ciudades autónomas, pese a la invitación expresa que le hicieron el ministro del Interior, el presidente del Comité de las Regiones de la UE, Ramón Luis Valcárcel, y hasta el propio presidente Imbroda. Según publica un diario virtual, la comisaria de Interior de la UE sí ha encontrado tiempo en su apretada agenda para viajar de Madrid a Zaragoza y recoger un premio por su defensa de los derechos humanos en las fronteras.
Precisamente sobre este tema, Malmström recibió ayer una carta que le entregaron asociaciones de inmigrantes senegaleses, pidiéndole que no permita que Bruselas costee el muro con cuchillas que Marruecos está levantando paralelo a la valla de Melilla.
Con lo mucho que debe sonarle el nombre de esta ciudad y a la comisaria de Interior parece que no le interesa visitarla. Y luego los políticos se preguntan el porqué del desapego de los ciudadanos o del alto índice de abstención en las europeas.
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